Mr. X
Vamos a explicarte con árboles cómo Apple y sus competidores están destruyendo al mundo. Pero antes, mira: La nueva Stacy Malibu tiene un sombrero.
Y además apoya a las víctimas del SIDA, es una santa pero no en China, porque una epidemia de SIDA acecha a la nación comunista. El gobierno no quiere decir mucho al respecto pero tampoco esta haciendo gran cosa por resolverla.
Ahí dice “Tiananmén y el SIDA no existen.”
Es un tema muy polémico pero los iPhones son un gran símbolo de estatus para la gente en China (los que no los fabrican) y si todos se quedan muy callados, Apple puede ir a vender sus teléfonos en santa paz.
Pero una parte del precio del teléfono va para la investigación y prevención del SIDA. Por eso el color rojo. Podemos perdonarle un poco de su frivolidad a Apple si es por una buena causa, ¿no?
Ok, ¿pero qué pasa si Apple causa más daño del que alivia?
¿Antes podemos hablar de por qué los árboles son una buena metáfora para la extinción del ser humano?
La única razón por la cuál hay bosques es porque las plantas son unas gandallas. No lo digo yo, lo dice Richard Dawkins, el biólogo ese que siempre se pelea con cristianos locos. También es un genio y escribió El gen egoísta.
Cuando Richard Dawkins va a un bosque, lo que ve es una gran tragedia evolutiva. Una guerra armamentista entre especies que resulta en un terrible desperdicio de material y energía.
Las plantas sólo necesitan tres cosas para sobrevivir: Agua, nutrientes y luz del sol. El agua y los nutrientes ya los tienen en el piso del que crecen pero el Sol viene de arriba.
En algún punto de la evolución, una planta creció más que la otra y empezó a recibir más luz del Sol, pero bloqueaba a las otras, así que estas también tuvieron que crecer. La selección natural privilegió a los árboles más altos, se deshizo de los que no siguieron el paso y hoy tenemos árboles como la secoya, que puede medir hasta 100 metros.
Oh, secoya, la Trump Tower de los árboles
El problema con crecer tan alto es que las plantas reciben todos sus nutrientes del suelo y ahora tienen que utilizar toda esa energía solar que se apañaron para transportar su alimento hasta la cima de sus estúpidos troncos.
Si los árboles fueran menos tontos, ¿no crees que les gustaría ponerse de acuerdo para usar la energía del sol de forma más efectiva?
Y evolucionar cerebros.
¿Eso qué tiene que ver con el iPhone rojo?
El callejón sin salida evolutivo de los árboles no me importa porque, cuando una planta crece, da más oxígeno. Cuando una industria crece, crea más contaminación. También genera más ganancias pero el dinero es imaginario. El calentamiento global, no.
Ahí les va otra vez este cómic porque nadie leyó mi magistral artículo sobre el fin de las naciones.
No necesitamos un iPhone nuevo cada año. Todas las predicciones para el próximo iPhone son como hablar con esa amiga que perdonó a su novio infiel porque “ahora sí es distinto, dice que ya cambió”.
Ya se nos hizo bien normal invertirle otra decena de miles de pesos a un teléfono muy parecido al anterior, pero más difícil de reparar y sin una pinche entrada para audífonos. ¿No sería ideal si Apple sacara un nuevo teléfono hasta que tuviera algo nuevo que añadir al producto?
¡Como un rayo de partículas!
Aquí es cuando mis amigos economistas me dicen “pero Apple debe seguir innovando para no perder terreno porque el mercado DEBE seguir creciendo” porque si Apple no saca un nuevo teléfono en 2018, Samsung, Google y Motorola van a sacar el suyo y van a crecer más que Apple y en el próximo baile de máscaras, Tim Cook se va a sentir muy mal al ver que los otros CEO’s tienen más diamantes en sus disfraces.
Así me imagino todas las fiestas de la gente rica.
Eso es lo que se sacan por inventar el lujo desechable
¿Te acuerdas cuando era un pinche dolor de codo invertirle 12,000 pesos a un teléfono nuevo? Todavía lo es, pero ahora esperas perder esa inversión en menos de un año. Eso es porque tu teléfono tiene caducidad, como los quesos.
No es que estén programados para dejar de funcionar cada año pero quien haya tratado de usar un iPhone 4, con el sistema operativo más nuevo, ya sabe de qué estoy hablando.
Cada mes sale un nuevo sistema operativo que requiere más y más capacidad del hardware. Poco a poco, este aparato con el que interactúas más que con tu familia, se va haciendo más y más lento. La diferencia es muy sutil pero, cuando la miras fijo durante varias horas al día, se hace evidente.
Esto me pasó hace varios años, cuando aún tenía un iPhone 4, el de la pantalla chiquita:
Y si decides no actualizar el sistema operativo, entonces las próximas actualizaciones de tus apps ya no sirven en tu teléfono.
Es como si Apple estuviera empeñado en hacer más basura. Ahora mismo están luchando por bloquear leyes que harían más fácil reparar tu teléfono, porque un iPhone reparado es un iPhone nuevo que no compraste.
¿Por qué se nos hace tan normal que no usen la misma entrada de microusb que el resto de los aparatos electrónicos en el mundo civilizado? “Es que es innovación” me dirán los fans de Apple, pero huele más a codicia, porque cada iPhone viene con un chip que te impide usar cables pirata. ¿Quieres cargar tu iPhone? Tienes que usar los cables blancos de $500 que se rompen en un mes.
$500
“¿Pero qué tiene de malo? Es sólo una agresiva estrategia de mercado.”
Obviamente Apple no tiene un plan secreto para llenar la Tierra de basura plateada. El planeta es sólo un daño colateral de su modelo de negocios. A largo plazo no me importa tanto el deterioro del medio ambiente. Vivo bien lejos de las costas que se van a elevar en la próxima década y planeo morir joven. Para cuando tus nietos estén luchando en guerras por fuentes de agua potable, mi anónimo cuerpo ya se estará descomponiendo debajo de una pila de iPhones rotos.
Lo que me importa es el sufrimiento que Apple está causando hoy mismo, mientras lees esta sarta de pendejadas.
Las minas “artesanales” de cobalto.
Sin cobalto no hay teléfonos. Es uno de los principales minerales empleados en la fabricación de las baterías de litio.
La mitad del cobalto del mundo está bajo la tierra de la República Democrática del Congo. Ahí, las guerrillas locales emplean ejércitos de niños esclavos para extraer el mineral de, lo que los medios internacionales han llamado, “minas artesanales.”
No son artesanales porque sean más caras y estén llenas de hipsters. Se llaman así porque son una pesadilla sacada de la Edad del Bronce.
Si tienes dos minutos para la irremediable tragedia ajena, te recomiendo este video:
Y esa es sólo la extracción de las materias primas. Ensamblarlas tampoco es un proceso agradable. No quiero decir que se hace en condiciones de esclavitud porque Apple tiene mejores abogados que yo, pero la gente que fabricó tu teléfono trabajaba doce horas diarias en un ambiente que tú no soportarías ni en la pobreza. También duermen amontonados en cuartos como este:
¿Qué cuánto se gana en una chamba de esas? El MIT hizo un estudio de cuánto costaría fabricar un iPhone en Estados Unidos y el gran pedo eran los trabajadores. Entre el salario mínimo y otras frivolidades de la industria como seguro médico y condiciones dignas… tu teléfono acabaría costando casi el doble.
¿Y si la próxima edición del iPhone la hacen color negro cobalto para ayudar a las víctimas de esclavitud en el mundo?
O uno color rojo inquisición, como símbolo de estatus. Para demostrar que tienes dinero y le provocas dolor a otros cristianos.
No necesitamos un puto iPhone nuevo cada año y mucho menos uno para donar a la caridad.
Comprar un iPhone para ayudar a las víctimas del SIDA es como matar a niños de la calle para hacer pelucas con su cabello para las víctimas del cáncer.
¿Quieres ayudar a la erradicación del SIDA? Busca una fundación caritativa con menos esclavos que Apple. O mejor aún, dona al CONACYT, ellos hacen investigación de verdad y este año el Gobierno Federal les aprobó 23% menos de presupuesto. Hasta se hizo una de esas marchas que no cambian nada.
La ventaja es que no estarías financiando el dolor de otros. La desventaja es que no te van a dar un teléfono rojo para presumirle a tus amigos que te importa ayudar al prójimo.