¿Cuál es el objetivo de la creación artística? Desde que salí huyendo de esta edición de Zona MACO no dejo de pensar en ello. La pregunta me acecha, no como al niño que observa la vastedad del océano mientras contempla su lugar en el universo; más bien me golpea como al oficinista de cuarenta años que lleva media vida en el mismo trabajo que odia, pagando las cuentas para una familia que lo detesta. ¿Por qué seguir apilando pedazos de madera y llamarle arte?

No escribí esta columna como un salvoconducto para desacreditar las expresiones culturales que no entendemos, tampoco para besar el trasero de los payasos iletrados con media cabeza rapada que llevan a exponer sus cuadros en blanco con nombre “sin título”.

El arte de las élites lleva años padeciendo la plaga del bullshit y cualquiera que haya visto arte de verdad puede darse cuenta, aún sin haber leído a los autores que los artistas dicen en sus biografías haber leído. ¿Por qué tendría que interesarnos el arte de las élites? Fácil, porque es hilarante ver a gente rica fingiendo interés por un pedazo de cartón pegado a la pared.

“Sin título”

Admitamos algo, rápidamente: Las obras sin título dejaron de tener sentido a mediados del siglo XX, quizá antes. Entiendo que en algún momento fuiste joven y pensaste en abandonar la carrera de artes visuales porque no sabías dibujar y tus padres no querían decirle a sus amigos qué estabas estudiando; entiendo que entonces descubriste las obras sin título de las vanguardias DE PRINCIPIOS DE SIGLO, que adoptaban la idea de que el medio es el mensaje. Yo también soy muy fan, apoyo completamente las obras sin título, como esta de Wassily Kandinsky:

Excepto cuando tu obra es una barra de metal sobre una repisa:

O una estructura de metal con plastilina y una tortilla.

Y por supuesto, no sería un Zona MACO si no tuviéramos un montón de palos sin título sostenidos contra una esquina:

Estaba en el stand de Hilario Galguera y, mientras tomaba fotos de la siguiente obra, un charlatán de traje trataba de explicarle su significado a un par de señoras vestidas de oro y decadencia. De lejos, el galerista sonaba convincente, casi no se le veían los signos de pesos en los ojos mientras hablaba con la elocuencia de un documental de History Channel acerca de cómo lo fascinante del artista era “su obsesión con la razón áurea, la divina proporción, los números de Fibonacci” y todos los sinónimos que se le ocurrieron.

Y sí, en las esquinas de los marcos se pueden ver espirales que nos recuerdan a la representación gráfica de la proporción áurea. ¿Sabes quién más está obsesionado con la proporción áurea? Todo el mundo.

No me gusta inventar teorías de la conspiración, pero… ¿Están listos? ¿Qué tal que las obras sin título realmente no tienen nada que decir? Como este cuadro de algún charlatán cuyo nombre no vale la pena recordar:

O este atrevido cuadro del reconocido pintor (?) Matt Mullican:

¡Oh no! Si no querían controversia no hubieran invitado al maestro.

Arte de Pinterest

Cambiando de tema: recientemente me fui a vivir solo, a pesar de ser muy pobre, por lo que básicamente me he convertido en un experto del DIY. A pesar de que los últimos meses he tenido que construir mis propios muebles o sentarme en el piso, Pinterest siempre ha estado ahí para ayudarme con nuevas ideas para llenar mi casa con desperdicios en forma de sillas.

Esta visita a Zona MACO también estuvo llena de inspiración y nuevos proyectos para decorar mi guarida de vagabundo. Por ejemplo, digamos que quiero unos cuadros como estos para colgar en mi sala porque tengo muy mal gusto:

Nada que cien pesos de cinta métrica de colores y un bastidor no puedan arreglar:

Y tal vez te preguntes: “¿Qué hay del concepto de la obra, el racional detrás de los patrones de bla bla bla…?” Esa es la mejor parte: No lo hay. Los cuadros se llaman Composición Métrica 1, 2, 3… a la artista le vale verga.

Digamos que quiero decorar algún cuarto de mi casa como local de la Plaza de la Computación. Sólo necesitaría cinta para aislar de colores, unas cuantas antenas parabólicas y voilá:

¿Quieres un cuadro que de lejos se vea como si hubieras enmarcado un hoyo en la pared? También puede hacerse:

Este incluso viene con un tutorial:

Honestamente, ¿qué tan dura debes tener la cara para describir toda la chatarra que enmarcaste y luego ponerle ese precio?

Ahora que si lo tuyo son los objetos cotidianos con precios exhorbitantes, te presento los rollos de tela más caros del mundo:

Esta instalación, de la galería inglesa Patrick Heide, tenía un racional muy bonito. No recordé el nombre de la obra porque es conocimiento inútil, pero los rollos eran metáforas del tiempo y los recuerdos; la parte desenrollada era el futuro, alejándose con rumbo al infinito potencial que la vida le deparaba, mientras la parte enrollada era el pasado, los recuerdos que acumulamos con cada adskñadsf dfkjnsdklnasñlkc<zzzd k- zzzzzzzzzzz

Precio: 10,000 each. No me detuve a preguntar si eran dólares o pesos, aunque fueran cacahuates, el precio es estúpido.

¿Quién compra esto?

Un diseñador, seguro no. ¿Por qué querrías tener algo tan estúpido como un pangrama en tu pared? Hay gente que compra arte porque le evoca emociones que no comprende, o porque siente reflejada en la obra del artista una parte de su alma que hacía mucho creía perdida… Supongo que también hay gente que sólo quiere tener todas las letras… en una fuente horrible, con un interlineado irregular y una paleta de colores escogida por Hellen Keller.

En fin, aún si eres pobre, eso no significa que no puedas tener en tu casa réplicas exactas de las obras que adornan las colecciones más prestigiadas de este país. Échate un clavado al bote de basura, experimenta con los materiales. Las posibilidades son infinitas:

El arte feo

El arte es subjetivo, de eso no me queda duda, de otro modo no existirían ferias tan maravillosas como Zona MACO y todos sus expositores tendrían que buscar trabajos de verdad. Sin embargo, hay que admitir que hay obras que son objetivamente feas; ni siquiera deliberadamente feas, como un experimento estético que cuestione los estándares de… no, estos artistas no han leído lo suficiente para justificar su falta de talento. Por ejemplo este mural, que adornaría de maravilla el salón principal del Sindicato de Vagabundos:

O estos cuadros, expuestos por la galería mexicana Machete, que al parecer fueron diseñados por un gato:

En serio, se llamaban “Gato sobre el teclado”. Si yo pudiera inventar algo así, no estaría aquí escribiendo chistes en Internet.

A lo largo de los años ha habido un extenso debate sobre el papel de la plástica en la contemporaneidad y nuestro lugar, como generación, en la historia del arte… El autor del siguiente cuadro no ha leído nada de eso, pero él tiene sus propias teorías y seguro también tiene una colección de sombreros de papel de aluminio. En el racional de su cuadro (?), La Paleta de Malevich, explica que la pintura es tiempo detenido, que en la representación de lo formal la historia de la pintura se ha congelado. Luego hace un par de chistes sexistas y el punto es que en lugar de pintar algo, le puso un palo a su bastidor en blanco para convertirlo en una paleta (porque está congelada. Get it? Amirite?).

La obra no es del todo fea, pero sí es muy estúpida, que es peor. Honestamente preferiría tener la cara del Hombre Elefante que el ingenio de este artista.

¿Y cómo olvidar al arte argentino? Cualquier publicista sabe que los argentinos son conocidos por venir a México a cubrir las plazas de creatividad que sus jefes no le quieren dar a otros mexicanos por pura superstición y racismo. Ese talento natural para el bullshit evidentemente tenía que hallar su cauce en el mundo del arte, así es como nos encontramos con esta obra de la galería Ignacio Liprandi, titulada “La distancia entre un segundo y el latido de mi corazón”. Suena cabrón, ¿no?

Oh… ok.

O estos globos sostenidos por un par de lentes… ¡Sin título!

O este teclado intervenido (que le faltan teclas, pues) ¡TAMBIÉN SIN TÍTULO!

¡No me dejes así! ¡Tantas dudas sin resolver! ¿Cómo se llama tu obra, qué tratabas de decir, quién te hizo tanto daño?

Arte Neón

Recuerdo que entré a la feria buscando neones para hacer un chiste rápido y de pronto, ¡PUM! En la primera galería mexicana: Tonterías en neón.

¿Qué trataban de decir?

Había neón de todo tipo. Mensajes inspiracionales:

Awww

Otros menos optimistas:

Reflejos de la verdadera inspiración del artista:

Y lo que evidentemente es un bluff. Todo el mundo sabe que los artistas no leen:

Esa noche no pude dormir por preguntarme cuál sería el sentido de todo esto. ¿Dónde reside el valor artístico de estos neones? Evidentemente no en el texto, porque dicen pura pendejada; pero tampoco es una técnica innovadora o un medio revolucionario. Probablemente ni los fabricaron ellos mismos. ¿Entonces por qué lo hacen?

Ayer hablaba con una amiga sobre esto y llegamos a una conclusión que me parece muy acertada: Los neones por sí solos no importan, es su lugar dentro de la feria lo que le da un metadiscurso específicamente diseñado para los coleccionistas.

Piensa en el coleccionista promedio: un señor de 40 a 50 años, probablemente educado por hippies de clase alta. Tiene mucho dinero y lo gasta en estas tonterías porque él sólo lo heredó. Probablemente pasó su adolescencia conociendo bares y vio lo último de su juventud desvanecerse entre las luces fosforescentes de algún rave, cuando la música de los chavos dejó de pertenecerle; justo al tiempo que la vida le reclamaba ponerse su traje y ocupar ese puesto importante en la empresa de su padre. Convencido de que éste es el destino que él escogió, fue a Zona MACO a comprar arte como si fueran acciones de una empresa y se encontró con las luces fosforescentes, con ese fragmento de nostalgia que lo golpeó por sorpresa, donde menos lo esperaba. Por eso el discurso no importa, los neones pueden decir lo que sea, es ese fragmento del pasado lo que vale para el coleccionista.

“snif… Me lo llevo.”

“snif… Me lo llevo.”

Los artistas que no leen

Recientemente compartí esta foto en mis redes sociales. No tiene casi nada que ver, pero me pareció un hecho escandaloso:

Elaborar ideas es muy mainstream.

Elaborar ideas es muy mainstream.

¡La carta editorial de esta revista son hashtags! Esto para mí confirma la teoría de que los hipsters no leen, lo cual explica muchas cosas, por ejemplo el desdén con que tratan a los libros. No quiero ponerme católico y decir que la vida de todo libro vale, sólo señalo que un verdadero lector pensaría dos veces antes de dispararle a unos libros y exhibirlos así:

libro-baleado-2

Si el objetivo del artista era hacerme sentir mal, misión cumplida. Muchos de estos títulos de hecho eran muy buenos:

libro-baleado

Un verdadero lector no arrancaría las dedicatorias de todos estos libros para colgarlas en la pared, así como una persona normal no le arranca las orejas a las mujeres que le gustan para hacerse un collar.

dedicatorias2

Kurimanzutto piensa distinto y en esta edición de Zona MACO sólo expuso libros perforados:

Todo un stand lleno de libros de arte perforados, lo cual es una pena. Si hubieran leído un par de esos títulos quizá tendrían buenas exposiciones.

Debe ser una vida dura la del artista que no lee, tener tu obra mediocre en tan alta estima y aún así sentir todo ese discurso y toda esa arrogancia constreñidos por un diminuto vocabulario.

Hay casos graves como el de esta dupla de artistas alemanes que ha optado por escribir el nombre de las cosas sobre las cosas mismas, como último recurso para conservar un vocabulario que se desvanece:

jungla

Oremos por su pronta recuperación.

Inspiración

Finalmente pensé “Si no puedes vencerlos, úneteles”.

En la vida sólo tengo una filosofía: “Sé amable con la gente y ten un plan para asesinarlos a todos.” A todos, incluso tengo un plan para asesinarme a mí mismo (metafóricamente, claro. No tengo el presupuesto para un suicidio indoloro).

Si en algún momento cometiera un error de más y finalmente se derrumbara el castillo de naipes que tengo por vida, tendría que despojarme de mi honor e identidad para recurrir a mi último recurso: volverme artista conceptual.

¿Será fácil convertirme en un artista? Obvio. Al igual que muchos de los astros de esta feria soy perezoso y no tengo escrúpulos o talento de cualquier tipo.

La última hora de mi exploración por la feria dejé de buscar chistes fáciles para averiguar cuál sería mi identidad como artista. ¿Qué técnicas emplearía para convertirme en el más vulgar y cínico de los discípulos de Duchamp?

Necesito hallar una técnica sencilla, algo que literalmente cualquiera podría hacer:

Este es un plan de emergencia, así que busco algo que pueda fabricar con el presupuesto de mi última quincena:

Algo que no requiera de ningún tipo de preparación o montaje especial. Una pieza con tan poco significado que sea completamente autónoma:

Una obra de arte tan estúpida que haga preguntarse al espectador si tal vez el verdadero estúpido es él:

Zona MACO is a big pussy, just waiting to get fucked.