“Lo único intolerable es que nada es intolerable” decía Arthur Rimbaud. Ciertamente, es inverosímil cómo la vida se muestra injusta hasta en el detalle más ínfimo. Asomémonos al acontecimiento más fútil y hallaremos allí una injusticia, no todo es miel sobre hojuelas pero también ―para mermar un poco toda la negatividad a la que tal certeza nos arrastra— hace falta pensar en la naturaleza de lo injusto: la injusticia existe, precisamente, porque existe la justicia. Y también resulta intolerable que sea imposible disolver los contrarios… Igualmente, partiendo de un extremo puede llegarse al polo deseado: lo imposible puede volverse posible; la injusticia, un aliciente para encontrar la esencia de la justicia, etc. Coloquémonos, pues, en ese umbral en donde toda interdicción deviene poesía:

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“Si atrapas el instante antes de que madure, conocerás el llanto del arrepentimiento; mas si alguna vez dejas escapar el instante, jamás podrás liberarte del llanto del dolor.” William Blake

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“Como no has esperado que el peso se te vuelva insoportable: entonces se invierte y sólo es tan pesado por ser tan puro.” Rainer Maria Rilke

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“Muchedumbre, soledumbre: términos análogos que el poeta activo y fecundo invierte. Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo en medio del ajetreo de la turba.” Charles Baudelaire

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“Muriendo poco a poco, he muerto para el mundo. Pocos saben morir así: aquel que muere de muerte tan dichosa, no muere jamás.” Kabir

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“La angustia: «No hagas nada, y es todavía demasiado» —«Entonces, tengo que dejar de ser»―«No toques a tu ser.» Lo que te queda por hacer: deshacerte en esa nada que haces.―” Maurice Blanchot.