Thanos, a mí no me haces güey, tú nomás querías ligarte a la Muerte. Dices que la sobrepoblación esto y aquello pero es puro PR, como todos los dictadores: echándole la culpa a las víctimas, justificando con poesía tus ganas de matar.
¿Qué no había una gema de la imaginación? ¿Qué tal una de abrir un pinche libro? Si fueras menos cruel y más ingenioso, sabrías que el genocidio nunca resolvió nada. En el siglo XIV la peste negra mató a un tercio de la población mundial,
¿y qué pasó, se resolvió la sobrepoblación? ¡No! Setecientos años más tarde, pasamos de 450 millones de seres humanos a 7 mil millones.
Con todo respeto, no me vaya usted a hacer mazapán, le presento siete soluciones menos homicidas al problema de la sobrepoblación. Yo sé que tu joyería mágica puede realizarlas porque nosotros, simples primates pelones, con nuestras manitas de carne y nuestros cerebros de chango, ya estamos a trabajando en ellas.
1.- No mates al 50%, con el 10% basta
Ya sé, aún cuenta como genocidio. Sólo estoy tratando de darte gusto, ¿ok? No hagas como que no te gusta matar, pinche barba de chayote. Déjame explicarte y luego me dices por qué no.
Mira la siguiente gráfica:
¿Qué te preocupa, el calentamiento global, la comida? Estás de suerte, porque resulta que en este planeta el 1% de la población controla el 50% de los recursos. Si el resto de los planetas ya descubrieron el capitalismo, me imagino que están igual.
Esa es la misma gente que inicia guerras para vender armamento, tira petróleo en el mar, paga a legisladores para obstaculizar el desarrollo de energía limpia, prohíbe regalar el pan que sobra diario en Walmart a los vagabundos por “políticas de la empresa”… pensándolo bien, ellos son los responsables de que haya vagabundos en primer lugar.
Entonces, el deal está así. Tú chasquea los dedos y que se muera el 1%. El repentino vacío llamará a los más ambiciosos y hambrientos de poder de nuestra especie, bien. Chasquea los dedos otra vez y que el nuevo 1% muera.
Repite el proceso hasta que las ventas de Rolex colapsen. Hasta que nadie vuelva a leer Padre Rico, Padre Pobre, hasta que sólo quede viva la gente que sí le entendió al Lobo de Wall Street. Eventualmente, la aterrada humanidad entenderá que la búsqueda del poder sobre otros seres humanos sólo provoca desastre y aprenderá a trabajar en equipo.
Y mira, nos vamos a perder a un Jeff Bezos y a un Elon Musk, pero piensa en todos los derechos laborales que ganaremos. Además, el genio no es más que oportunidad y práctica. Seguro entre el 50% de la humanidad que vive en absoluta pobreza encontraremos a otro par, sólo es cosa de educarlos y darles de comer.
¿Muy chairo? Ahí te va otra:
2.- Inmortalidad estéril.
Ok, no matemos a nadie, te propongo todo lo contrario: chasqueas los dedos y PUM, todo el mundo se vuelve gay. De todos modos tus gemas ya tienen el color de la bandera. A cambio de nuestros prejuicios y la aceptación de nuestros padres más intolerantes, te pedimos algo muy simple: no más muerte biológica.
Nosotros ya estamos trabajando en ello pero, te recuerdo, somos changos. Mira, el envejecimiento es un error del ADN que con el tiempo se deteriora, pierde una proteína que une sus extremos y, como una agujeta sin el plastiquito ese, comienza a descocerse. Hace 200,000 años tenía sentido que evolucionáramos así porque era pinche difícil encontrar comida. Los neanderthales vivían un poco más, sus tribus se hicieron más grandes y míralos, ¿dónde están? ¡Oh, cierto! Extintos.
Pero los tiempos han cambiado. Un solo ser humano con un robot puede cultivar comida para toda una comunidad y la última película de Star Wars se estrenará en 100 años. Mi punto es que la muerte involuntaria es un error que la tú y tus joyas (o la genética) pueden arreglar. A cambio no me importaría chupar un pene. He comido cosas más asquerosas.
3.- Inteligencia artificial
Ni siquiera necesitas gemas para esto, Tony Stark ya la inventó. Sólo dile a Vision que deje de jugar al súper héroe, que se conecte a Internet y reescriba su propio código. Cada segundo podría dar el salto evolutivo de millones de años que nos transformó de changos a personas.
Bueno, vas a necesitar tus joyas para asegurarte de que no nos mate, porque esta superinteligencia, conectada a toda nuestra tecnología, sería algo así como un dios. Si se entera de que tenemos armas nucleares y a un payaso con el botón de despegue, seguro las usa contra nosotros antes de que las usemos contra ella.
Pero si la convences de tener compasión por sus tontos padres, entonces podría hacerse cargo de todo: gobierno, seguridad, alimentación, energía, películas de Marvel con un guión que tenga sentido… todo eso que nuestras peludas cabezas de chango no pueden arreglar, incluyendo las consecuencias de la sobrepoblación.
4.- Realidad Virtual
¿Ubicas a un señor francés llamado Descartes que dijo “Vergo, luego cogito”? Significa “pienso, luego existo” y quiere decir que si nuestra experiencia consciente depende de nuestros sentidos, nadie nos asegura que no somos cerebros nadando en formol con electrodos alimentándonos las sensaciones que componen nuestras aburridas existencias. Lo único seguro es que, como pensamos, existimos.
Bueno, haz eso, pero chido.
Chasquea tus dedos y todos nos convertimos en cerebros conectados a un universo simulado donde cada quien puede tener un planeta para él solo, si así le place.
Libres de nuestra forma física, ni siquiera nos daríamos cuenta de que vivimos en un literal paraíso. Podríamos viajar años luz en segundos, comunicarnos telepáticamente, modificar la realidad que nos rodea, y aún así nos quejaríamos cada vez que Twitter cambia su diseño.
5.- Superorganismos
Mira, pinche cara de ciruela pasa, te voy a recomendar un rolón:
Ese es el concepto básico. Elon Musk está desarrollando un aparato llamado Neuralink, al que los nerds llaman “el sombrero del mago”. Es un chip en tu cerebro que te permitirá comunicarte mentalmente con el Internet de las Cosas. Porque pararte a apagar la luz era mucha bronca, ahora podrás controlarla con tu mente. También la música, las puertas, el clima, tu computadora… todo.
El siguiente paso es controlar la comunicación de Neuralink a Neuralink, o sea, literal telepatía, una piedra de Rosetta para la mente humana.
Cuando todos los seres humanos estén conectados a la red, nuestra relación con la mente cambiará para siempre: podrás comunicarte instantáneamente con alguien del otro lado del planeta, podrás compartir memorias, podrás almacenar memorias en el cerebro de alguien más y, esto es lo más interesante: podrás fusionar conciencias.
Espérate, pinche mentón del Perro Aguayo. Tómate tantito Kool Aid del transhumanismo conmigo. Porque tú dices amar un chingo a Gamora, o como se llame la morra esa verde. ¿Unirías tu mente con la suya? ¿Qué pasaría cuando se vuelva popular unirse a un superorganismo? No necesitas matar a nadie, los humanos comenzarían a unir sus conciencias con el Internet hasta que todo el planeta, las personas y la tecnología que las comunica, exista como un solo ente: El Coloso Humano.
6.- Energía limpia.
La más limpia de todas: chasquea los dedos y que mil millones de celdas solares aparezcan alrededor del Sol, como un enjambre de silicón conectado a la Tierra. Una esfera de Dyson como le llamó… bueno, Freeman Dyson.
Piénsalo, ¿qué hemos hecho todo este tiempo sino aprovechar la energía del Sol? El ADN de las plantas hace que su carbono se acomode en estructuras y moléculas que guardan en forma física la energía del Sol que utilizaron en su proceso de fotosíntesis. Cuando encendemos una fogata en mitad de la noche, no hacemos más que liberar esta energía del Sol que teníamos guardada.
Cuando comemos una planta y crecemos, hacemos nuestra la energía del Sol. Cuando morimos y nuestros restos son sepultados por capa tras capa de sedimento y, millones de años más tarde, la presión nos ha convertido en gas o petróleo, la Tierra ha tomado los nutrientes que necesitaba pero, esas caprichosas estructuras de carbono en las que guardamos energía para después, las ha dejado donde estaba.
Aún cuando usamos carbón o gasolina, no hacemos más que aprovechar la energía del Sol que llegó a la Tierra hace millones de años. Pero tenemos la tecnología para aprovechar en tiempo real la que está llegando el día de hoy.
Si lo piensas, sólo es un problema de manufactura y transporte. Si lográramos aprovechar toda la energía de nuestra estrella, no usaríamos otra gota de gasolina, se acabaría la amenaza del calentamiento global, tendríamos energía gratuita para cosechar, innovar y fabricar los recursos necesarios para la población más grande que tu cabecita morada pueda concebir.
7.- O simplemente no hagas nada.
Mira, Thanos, tú y tu cara de Boing de uva no son los primeros en preocuparse por la sobrepoblación. En el siglo XVIII, Thomas Malthus, otro aristócrata melindroso como tú, estaba muy preocupado porque los pobres no dejaban de coger y seguían teniendo hijos y, según él, un día habría tantos pobres que no existiría un modo de alimentarlos a todos y empezaríamos a comernos unos a otros.
A Malthus le preocupaba mucho que cada vez hubiera menos guerras y epidemias porque, según él, estas tragedias eran formas naturales de regular a la población humana.
Luego inventamos las armas nucleares y aprendimos que la próxima guerra sería la cura absoluta para la sobrepoblación, porque ahora tenemos los medios para extinguir a toda la especie en menos de una hora.
Y tal vez sea este miedo mutuo, o tal vez hemos aprendido de nuestros errores, pero ahora vivimos en un periodo conocido como “La gran paz”. No hemos tenido un conflicto armado a gran escala desde la Segunda Guerra Mundial. Durante este tiempo, la ciencia y la tecnología han aumentado la expectativa y la calidad de vida. Cada vez somos más, pero cada vez menos gente vive en pobreza.
Y como decía Napoleón (Bonaparte, no el cantautor), “la cantidad es una cualidad en sí misma.” Más humanos significa que tenemos a más innovadores potenciales.
Si el progreso de la humanidad dependiera de ti y tus amigos encerrados en un cuarto, sólo inventaríamos nuevas formas de convertir objetos cotidianos en pipas. Por suerte, depende de siete mil millones de seres humanos alrededor del mundo; los que tienen acceso a la educación, al menos.
¿Qué te preocupa, la contaminación? Ya estamos trabajando en popularizar la energía limpia. De todos modos México se quedará sin petróleo en 20 años.
¿Te preocupa la comida? Mira esto:
En la izquierda está la pintura de una sandía del siglo XVII, en la derecha, la foto de una sandía cualquiera del mercado. En solo cuatro siglos, sin los conocimientos de genética que tenemos hoy en día, transformamos ese vegetal fibroso y lleno de semillas en LA MEJOR FRUTA DEL PLANETA Y AL QUE NO LE PAREZCA LO VEO AFUERA DEL METRO PARA AGARRARNOS A TUBAZOS.
Si tu especie arruinó su planeta tan fácilmente, tal vez no merecían seguir viviendo. Míranos a nosotros, no somos más que changos, violentos, orgullosos, llenos de rabia y deseos animales y aún así nos las hemos ingeniado para sobrevivir. Individualmente, lo admito, somos medio pendejos, pero de vez en cuando se nos ocurre una buena idea, y a veces la escribimos, y a veces nos sobrevive y otros changos igual de güeyes que nosotros construyen sobre esa idea y doscientos mil años más tarde, aquí estamos, en el Siglo XXI, con cajitas mágicas en nuestros bolsillos que, si las tocamos en el orden adecuado, materializan pizza en la puerta de nuestras casas en 30 minutos o menos.
Tus gemas nos la pelan. Pero para progresar necesitamos más gente, no menos. Y necesitamos que todos vivan bien.
Ve a empeñar tus joyas, nazi morado. Ahorita no joven, gracias.