Ayer pude platicar con dos de los pioneros del hashtag #bibliotuit, la idea me parece excelente, ha tenido muy buenos resultados y vale la pena que todos lo conozcan. La cosa empezó con que 3 vatos subían artículos, libros difíciles de encontrar, revistas, y las compartían en sus cuentas de twitter; luego dijeron, ¿por qué no juntar todo el material bibliográfico en un sólo archivo? Y nació este hashtag.

Se trata sencillamente de compartir en Twitter los libros digitales que tienes bajo el hashtag #bibliotuit, o buscar ahí otros libros.

Es tan simple que parece una mentira. Y ha funcionado muy bien. Muchos tuiteros escanean libros inconseguibles, los suben a páginas de almacenamiento y los comparten. Así cuando entras a twitter, buscas un título con el hashtag y listo. O puedes explorar a ver qué cosas recomiendan algunos lectores y qué te encuentras.

Esto tiene muchas implicaciones y gran importancia. Las editoriales más grandes han entrado en una dinámica de publicación por conveniencia de mercado, los libros con mayores tirajes son los que se pueden vender más, y a su vez, no se interesan a veces en reeditar libros muy importantes para el fenómeno literario, o no sólo literario. Y si lo hacen es a precios muy elevados. Otras editoriales que se preocupan por la calidad de sus textos a veces no tienen la oportunidad de hacer tirajes de más de 1000 ejemplares, número que se ha instalado como norma de tiraje básico y que ante los 30000, 50000 libros que se hacían antaño, es casi risible. Así libros muy buenos, de crítica, de ensayos, de grandes autores, no pueden estar más que en las manos de 1000 personas distintas y en algunas bibliotecas si no se los han robado.

Luego el asunto de la distribución. Libros que sólo hay en España, en bibliotecas de Alemania o Estados Unidos, o los libros que publican las universidades de cada país difícilmente van a cruzar fronteras. Algún pelado lo consigue, lo escanea, lo pone en la red y es para todos.

Muchos autores que no han conseguido reimprimir sus obras prefieren liberarlas para tener lectores, me reservo nombres para no meterlos en tantos líos, pero eso sucede.

¿Y por qué concentrarse en la plataforma del #bibliotuit si para eso está el googlazo, busco el libro en la web y ya sale? Porque Google que parece el Aleph de la información, es un buscador dirigido y con ciertos intereses, no va a salir a la primera lo que se busca, a veces ni siquiera aparecerá el enlace de un libro porque son bloqueados como resultados de búsqueda varios servidores de filesharing.

Ojalá tengan oportunidad de darse una sumergida en ese hashtag, no sólo hay libros, hay revistas inconseguibles, artículos, conferencias, etcétera, y es tan fácil participar de un archivo colectivo… con muchas ventajas además, si un enlace se cae se pide al autor y se sube muy fácilmente, o lo sube alguien más.

No por esto hay que olvidar que los libros valen, y los autores trabajan de ello. Siempre que esté en ustedes apoyar una editorial emergente, una revista que les gusta mucho, cualquier proyecto editorial o a un gran autor cuyo material quieran tener, sé que lo seguirán haciendo. El libro impreso no morirá, es el mejor invento del hombre. Y este es un punto complicado del debate; yo sólo quisiera difundir esto pero con algunas cosas no puedo evitar asumir una postura, ustedes sabrán cómo considerarlo

Participen, que la información nos hará libres; porque, como dice Kapuściński, cuando se descubrió que podía lucrarse con la información, la verdad dejó de importar. De igual forma, cuando las editoriales cambiaron su enfoque de difusión a marketing impreso y las librerías cobraron lo que quisieron por tener ahí tus libros, inició la era Crepúsculo de la edición.