¿No era tan difícil, o sí? Para esta época del año habíamos anticipado un montón de series basadas en los universos de Marvel y DC y, no sé cómo le hicieron, pero Constantine es la primera que sale bien. ¿Se acuerdan qué emocionados que estábamos hace seis meses? ¿Qué pasó? Gotham resultó ser una mezcla de Smallville con Law & Order; Flash terminó adaptada en una insufrible chaqueta mental adolescente; y Agents of Shield, aunque ya lleva un rato al aire, sigue con actuaciones dignas de infomercial y guiones tan tontos que le provocarían a Jordi Rosado una erección.
Es un alivio, porque productoras pocoshuevos y guionistas flojos están desperdiciando el medio perfecto para este tipo de contenidos. Piensen: El principal problema con las películas de superhéroes es que siempre deben pasar por lo menos una hora explicando apresuradamente el origen del personaje para brincar después a algún periodo de su vida heroica en el que hace las cosas bien y ya puede derrotar a algún villano interesante. Con el ritmo de una serie hay tiempo suficiente para presentarnos al héroe, su historia de origen y hasta adaptar las muchas aventuras que ya escribieron para él. Básicamente la mitad del trabajo ya está hecha.
Admito que Constantine es un caso diferente. Aunque viene del universo DC, Hellblazer no es un cómic de superhéroes. Constantine es una especie de exorcista agnóstico, un hombre común que posee una conexión con el inframundo que él mismo ha aprendido y ejercitado durante gran parte de su vida; algo así como un Batman de las artes oscuras.
La serie, al igual que el cómic, decide saltarse la historia de origen y presentarnos a John como un exorcista consumado. Su primera aparición en TV ocurre cuando lo vemos sometido voluntariamente a un tratamiento de electroshock para olvidar el brutal asesinato de una niña. El inicio puede ser confuso si no conoces al personaje, en el contexto del psiquiátrico en el que está recluido, los relatos de Constantine sobre demonios y exorcismos bien podrían ser testimonio de un largo historial de alucinaciones.
En un guiño que seguro los fans sabrán apreciar, el primer encuentro del espectador con lo sobrenatural, al igual que en el cómic, sucede a través de insectos. En realidad la mitología detrás del personaje es tan amplia que le da a los guionistas gran libertad para esconder easter eggs en cada escena. Basta con leer una discusión en línea sobre este primer capítulo para averiguar que, sólo en la casa de Jasper, había por lo menos siete elementos relevantes para la mitología de todo DC. Yo que me considero un nerd en todo propósito, sólo reconocí el casco de Dr. Fate.
Por otro lado, Matt Ryan es el actor perfecto para el papel. En el cómic, el carácter de Constantine es más parecido al de la adaptación de 2005, con Keanu Reeves, pero ya todos recordamos cómo salió eso.
Este Constantine, en cambio, se enfrenta a amenazas diabólicas con el mismo entusiasmo que un godínez muestra por el tráfico de Santa Fé; le habla a ángeles y demonios como si le debieran dinero… ¡Y escucha punk! En 2005 a Keanu Reeves se le olvidó que Constantine pasó su juventud como compositor de Mucous Membrane, una banda de punk de medio pelo que llegó a tocar por todo el Reino Unido.
Ojalá el programa lo llevaran otro canal y otro productor. Una de las grandes decepciones de la serie es que Constantine no fuma un solo cigarrillo en todo el capítulo. Imagino que su cáncer de pulmón, que es un punto narrativo clave del cómic, quedará fuera de esta adaptación. Ni modo, no es HBO, es televisión.
Liv en cambio es un personaje tan aburrido que parece salida de True Blood.
Los guionistas parecen darse cuenta, porque todas las situaciones que la rodean son aburridas o lugares comunes. Ella es la encargada de hacer obvias las situaciones que cualquier televidente habría descubierto solo (¡Uy! la camioneta chocó contra mi escritorio, donde yo habría estado sentada y me habría muerto, luego entonces el ojo de Horus me salvó).
Este primer episodio habría sido casi impecable sin la escena en la que le dice a Constantine que es un cínico, ¿sabes?, en caso de que no lo hubieras notado por todas las cosas cínicas que él dice y hace.
Vemos a Liv por primera vez en su trabajo, leyendo galletas de la fortuna, lo que es un bonito detalle, ya que ella es clarividente, pero todo acerca de ese personaje me molesta, así que no sé, me vale verga.
No soy el único. Luego de grabar el piloto, el equipo decidió ya no incluir a Liv como personaje regular de la serie, y eso se siente en los últimos minutos de doloroso reshooting del capítulo, cuando llega Chaz a decirle a Constantine que ella decidió irse a California, no sin antes dejarles un mapa de apariciones demoniacas para que no se quedaran sin trama. Qué considerada.
El mejor momento del inicio de temporada ocurre durante el clímax. Constantine enfrenta a un demonio que ha tomado su forma y le ofrece el alma de Astra, la niña asesinada, a cambio de su libertad. En ese momento John es un hombre abatido por la culpa y ha tratado de lidiar con la muerte de Astra por todos los medios que conoce, pero al final haría cualquier cosa por redención. Cuando Liv le advierte que el demonio lo ha engañado, Constantine no tiene la fuerza para seguir fingiendo y, antes de conjurar un tornado de fuego, amenaza al demonio y a sus jefes. “Iré por ustedes” les grita, y su dolor es real, es la única emoción genuina que John ha mostrado en todo el capítulo, el último rastro que queda de su alma condenada.
En general fue una buena premiere. Entiendo que no todos son nerds y que muchos televidentes necesitan más que unas cuantas pistas para entender de qué va la serie. Al final del capítulo, cuando Constantine nos presume que es bien malo, pero también muy divertido (y por favor, inversionistas, denle luz verde a este proyecto), la escena corta a una mujer que dibuja portadas de Hellblazer. ¿Quieren saber quién es?
Para los que no quieran saber, aquí hay un dato curioso para que dejen de scrollear:
¿Sabías que una erección humana contiene la misma cantidad de sangre que tres jerbos vivos?
Ahora sí, para los valientes: Al parecer se trata de Zed, una novia de Constantine que aparece en el capítulo 4 de Hellblazer. Es una gran artista, lo que es muy conveniente, porque también tiene poderes psíquicos con los que ayuda a John a resolver casos.
Y ya. En este punto no sé si revelar más detalles cuente como spoiler.
Me emociona mucho el potencial de esta serie, ya quiero ver cómo explotarán la vastísima mitología de Hellblazer para la televisión, pero sobre todo es un alivio ver que el formato no está vetado para el mundo de los cómics.