Los pedagogos, esos seres complacientes con el sistema oficial, tienen la afición absoluta y absurda de negar de manera sistemática la memoria. La negación viene de la mano de los mismos argumentos fantasmales que de tanto repetir se convierten en una verdad en muletas. Dudo que uno solo sepa o peor aún, recuerde el mito de la hierógamia de nueve noches entre Zeus, dios del trueno y la titánide Mnemósine. Las musas no visitan a los pedagogos.
Científicos de la Universidad de Stanford se empeñan en crear una memoria 5d en la que cabría, se supone, la historia de la humanidad entera. Es posible que de esta ambición surja el el efervescente desmedro de la memoria almacenada en el cerebro. Y es que los pedagogos niegan la memoria con la vehemencia con la que los políticos de derechas apelan al estado de derecho.
Para qué memorizar si ya todo está en la jungla enredada del internet. Escribo de memoria. Echo mano de este instrumento de capacidad episódica. El fenómeno de la memoria tiene lugar en el sistema nervioso central al realizarse la sinapsis entre las neuronas. ¿Por qué negarla? Porque de la memoria depende el quehacer intelectual. La respuesta es facilona, es más fácil de manipular un individuo desmemoriado. Pienso en un Funes al revés. El golpe pedagógico lo inhabilita para que su memoria permanezca intacta e inmóvil, útil para lo que se le requiera. Todo esto parece una especie de budismo zen muy retorcido. Un Alzheimer inducido en supositorios de felicidad.
Voy de la genialidad pueril de los niños intelectualmente superdotados al senil ocaso del Alzheimer. Y es que la memoria que un niño genio posee es espectacular y a estos bichos raros se les mesianiza, pero no sea un escuincle que, motivado por sus profesores, memorice porque ahí sí las cosas andan mal y es que la nemotecnia es anquilosada, los niños no son grabadoras y mucho menos receptáculos de información que se obtiene de manera mecánica. Yo conozco a chamaquitos que saben de memoria las plantillas completas de equipos europeos de fútbol de los que son hinchas a la distancia, saben los nombres y las cualidades de todos los pokemones y, además, son capaces de recitar capítulos enteros de Rick y Morthy.
Se impide memorizar, pero se valora la capacidad de quien memoriza, como estos niños genios de los que hablaba. No importa el dato, sino lo que significa, hay que recordar el dato y su significado. Lo que significa dejar de memorizarlo. La memoria de la memoria. Está comprobado que quienes padecen Alzheimer ven trastornada la memoria, la atención y el conocimiento. Ya lo ven, no importan las desapariciones, las casas blancas, las estafas maestras, los Odebrecht, las reformas falibles, el costo de los votos, nadie se acuerda.