Es por eso que al final de el año siempre encuentro películas que de desearía haber visto en el cine. Ese es el caso de Un Lugar Maravilloso (This Must Be The Place, dir. Paolo Sorrentino, 2011), una historia protagonizada por Sean Pean, y que retrata el proceso de “maduración” de Cheyenne una estrella New Waver de los ochenta. Seguramente la vi anunciada en la cartelera y el título en español me engañó, después de todo, traducir la referencia a la canción de Talking Heads es un predicamento. Esta cinta de Sorrentino debe habitar entre mi colección.


Y hasta este punto todo va bien. Los problemas empiezan cuando nos acercamos a una cinta, que mientras escribo estas notas, se proyecta en varias salas de la república mexicana, me refiero a Las Ventajas de Ser Invisible (The Perks of Being a Wall Flower, dir. Chbosky, 2012), un film que usa la piel de oveja de las películas independientes para convertirse lo más rápido posible en un producto “contracultural” y vender millones de copias en Blue Ray. Al ver el trailer, igual que en el porno, sabes que es lo que vas a obtener. Les explico:
Cheyenne, el personaje interpretado por Penn, es una interpretación libre de Robert Smith, (mucho maquillaje blanco, labial rojo, peinado Bob Patiño). Este cantante se dedica a hacer una búsqueda, va a buscar la venganza que su padre no obtuvo, y la va a buscar a lo largo de los Estados Unidos abordo de una camioneta. Sorrentino usa una amplia cantidad de símbolos derramados en las escenas, cual huevos de pascua, para hablar del proceso psíquico por el que atraviesa el personaje. A mi consideración, el acierto más importante del director es usar un tono ligero, el humor negro, y tomas diurnas que fotografían lo absurdo de la cotidianidad, para hablar de un asunto verdadera mente serio: el desasosiego intrínseco al proceso de crecer. Y hay mucha música de Talking Heads, y sale David Byrne interpretándose a sí mismo. Es posible escuchar una conversación, entre Byrne y Cheyenne, que resume una infinita cantidad de discusiones de bar que he tenido con mis amigos. Cheyenne le dice a Byrne que merece ser llamado un artista, y Byrne le contesta que él también merece ese epíteto, sin embargo Cheyenne confiesa ser un producto “pop”, dedicado a componer canciones tristes ya que estas venden mucho entre los adolescentes. Y ese es el punto.


Hay un ser maligno que toma todo lo que te gusta, lo digiere, y lo defeca en forma de dinero. Ya lo dijo Nick Hornby en alguna columna, a la industria musical le interesan las canciones desoladoras porque venden millones entre los jóvenes que transitan el horror de la pubertad, su público meta. El fenómeno se extiende a otros productos de entretenimiento que también pueden generar compulsiones de consumo: industria televisiva, fílmica, y editorial.
¿La indeutria editorial? Sí. Desde hace mucho, la gente de los gigantes editoriales descubrieron el “algoritmo” del best seller. Así inundaron el mercado de novelas policíacas, románticas, fantásticas, de horror y un largo etcétera. Las Ventajas de Ser Invisible, originalmente un best seller originalmente publicado por MTV Books, es un ejemplo del embrujo algorítmico al que nos enfrentamos en esta década. Les explico.
X+Y+Z=P
Dónde X es igual a a+b+c=un grupo de compañero de escuela inadaptados, wall flowers.
A ,un chico tímido y solitario que aspira a convertirse en escritor, un chico traumatizado por su pasado, y está enamorado de b.
B, una guapa y rubia señorita con la autoestima desecha, sólo sale con hombres que la tratan mal, a pesar de ser más bella y buena que un ángel.
C, un carismático e ingenioso adolescente homosexual enamorado de un gay de closet.
Y, una atmósfera retro—principio de la década de los 90’s—que substituye una identidad que no se tiene.
Z, banda sonora obviamente alternativa: Bowie, the Smiths, Nick Drake.
P, un drama de culto, el Trainspotting de los mocosos de secundaria.
No me mal interpreten, la película está bien armada, es mejor que ver Actividad Paranormal 4. Los cierto es que se esfuerza por mantener un tono sórdido en los suburbios norteamericanos, según Chbosky basados en sus años de escuela en Pennsylvania. Todos los aspectos técnicos son impecables, aunque las actuaciones de Logan Lerman en el papel de Charlie, y de Emma Watson en el de Sam son planas. El único que logra cautivarte es Ezra Miller, en el papel de Patrick, el adolescente gay—con todos sus clichés. Vayan a verla, disfruten cuando salga en el canal 5, no hay nada que editar, ni siquiera “el uso de drogas, y el retrato de la sexualidad adolescente”. Lo que me molesta es la idea de que ser un poeta herido, traumatizado, socialmente incompetente, sea considerado hype, y se use para vender palomitas. La culpa la tenemos nosotros que la usamos para vender libros.