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Hojas de poesía traen al blog contenidos de poesía que complementan los textos publicados por un autor en la revista impresa.

Conocimos a Pedro Gil gracias a Xavier Orquendo, otro poeta y editor. Pedro nació en Ecuador, en Manta, precisamente, en 1971. Coordina un taller literario y está en muchas antologías poéticas. Tiene publicados Paren la guerra que yo no juego (1989), Delirium tremens (1993), Con unas arrugas en la sangre (1997), He llevado una vida feliz —antología poética que incluye Los poetas duros no lloran— (2001) y Sano juicio (2003). Por los muchos poemas que he leído, me imagino una vida de lo más turbia. Figurense, uno de sus poemas más famosos de titula Diecisiete puñaladas no son nada.

Otros poemas de Pedro pueden leerse en el número 7 de Migala.

 

Diecisiete puñaladas no son nada

 

 
a Tuti y Omid.
La pena de morir así no vale la pena.
Octavio Paz

 

mi hermana muerta

susurra una canción de cuna en el hospital

no te toca no es tu hora

reposa ñaño

rebeldía en los ojos

sometimiento al latir del corazón.

allá no se haga tu voluntad

amiga de parias

sólo tu sufrimiento es perfecto

perfecto el desangrar de la tarde

lavado por una lluvia

tan melancólica

tan llorosa

como la niñez perdida en un cementerio

de vivos en un pozo séptico de sacrificios

pero tu miseria fue de lujo ñaño

libros peleas ganadas a la humillación

triunfaste

17 puñaladas no son nada.

el alma está lista para más

miseria de lujo

el cerebro intacto, la bondad intacta

esas blancas enfermeras bondadosas sonrientes

esa mulata evitándote el desmayo definitivo

no cruces el puente

eres demasiado bello

por eso sigue buscando

la belleza no está entre nosotros

los voluntarios fallecidos

busca, busca

sigue buscando ñaño que cuando estés

listo La Muerte me ha dado la orden

de no dejarte inundar con sollozos.

ruiseñor sin risa

reposa, reposa mi hermano no te toca

17 puñaladas no son nada.

no puedo conceder tu petición

de fallecimiento,

no puedo

susurra mi hermana muerta

mientras cobija mi sueño

cobija mi agonía.

 

Los pobres y yo

 

todavía me pertenezco.

 

los emperadores de la tierra somos los pobres y yo

 

que nos debemos demasiado lágrimas;

no lo niego.

 

la decepción del hombre está presente.

 

yo era un veterano paciente del asilo

de la necesidad económica. lo soy.

siempre estoy regresando después de exiliarme

como que si algo bueno me esperara.

 

ves, alienta mi corazón afectos por la sabiduría

la solidaridad de mis veteranas

con su caldo de bagre, pinchagua y todo.

 

la pureza humana está ausente, no por culpa de nosotros

 

¿cómo es la jugada conmigo lerdos al garrote?

 

Paren la guerra que yo no juego.

 

oiga ¿y el arroz con menestra que le pedí?

en este lugar también la traicioncita de los más amigos,

la ira que gira,

las tribus de hombrecitos con jorobas de malicia también aquí.

 

se está haciendo lo peor posible para mejorar los males.

 

si en el extranjero alguien muere

por una bomba, no les importa mientras no sea un familiar.

 

están lejos, dicen.

 

¿qué le pasa al corazón del mundo?

 

somos el mundo,

traducimos la historia con cifras de sangre que nos costó

estas casas, y no pasamos a la historia.

 

aquí también la riqueza de los pobres.

 

vestidos de novias cagados por las ratas.

 

mi barrio es el más pesado de todos.

 

señoritas, no de las mías, se van a mamar la

 

pieza de la vanidad.

 

lo que soy, lo que no soy todavía está en el saco

del pordiosero

que me pide una limosna.

 

vuelva pronto y disculpe lo poco y lo malo.

 

pobres mis pobres.

vamos hija, los hambrientos también tenemos

fiesta.

 

yo me pasé fumando la noche entera

 

“ la realidad es lo increíble”

Clarice Lispector

llego a casa,

sudando sacrificios,

penetro a mi mujer,

dulce mujer,

persiste mi farmacodependencia

a su abnegada

vagina,

la hago gemir

cariños

(también sacrificios)

a menudo

ella le comenta

a un señor

de barbas blancas

que no está conforme con su suerte,

esa pena suya

no tiene importancia

porque somos

marido y mujer

hasta que los cuernos

de la incomprensión

nos separen

 

mentí:

 

llego a casa amanecido,

pidiendo un frío chaulafán

de perversidades;

pero esta vez

el amor no entró por la cocina

 

yo me pasé fumando la noche entera,

me recogieron treinta cigarrillos

que se hicieron ceniza

junto a la mañana

 

como han confiscado

mis pertenencias

empeñé mis huesos

a los usurpureros

 

lo que ignora la mecánica:

una porción del mundo

celebra un bolero,

otra porción

baila como cucaracha elegante

(porque nadie es puro a las doce y media a.m.)

 

mis amigos pagan mi bebida

ellos entienden que estamos

perdidos en la tierra

mis amigos presuntos autores

de mi religiosa

vagancia.

 

esto se vuelve desconcertante,

como un negro

tocando saxofón

en la penitenciaría

 

(no seas quejumbroso:

te dan la libertad

de escoger la prisión

que te guste),

desconcertante,

como

la mirada de un burro

yo me pasé fumando la noche entera,

la luna estaba llena

y no quiso cenar

 

penetro a mi mujer,

dulce mujer

y luego de esquivar

puñaladas hambrientas

y mezquinas

 

quedo totalmente asombrado

de estar vivo.

 

paranoia

 

murieron en el viaje.

se quedaron sucios

en plena calle.

 

no cruzaron el otro lado.

 

nadan recuerdos

en mis lagunas mentales,

por una dosis

alguien cambia

la silla de rueda de su invalidez.

 

vendo mis zapatos,

consumo a mis hijos.

 

traigo

el cerebro lleno de humo

y humo están hechas mis esperanzas.

 

¿por qué no escribe

un libro sobre la adicción?

buen chico, pudo ser alguien.

 

¿cómo, mamá?

¿atendiendo a drogados

en esta cantina de vómitos

y pobreza?

 

nada mi infancia

en mis lagunas mentales.

muchos amigos murieron en el viaje,

se bajaron

en cárceles y cementerios,

se ahogaron en la soledad

y su locura.

amanecieron tiesos, queditos.

mirando el techo

de los delirios.

 

 

paranoia.

amiga, ya no quiero viajar.

si lo hago, no llegaré al otro lado.

vuela, vuela. te comprendo ahora, papá.

 

se vuela

cuando en la sangre te metes

eso que alegra. la muerte.

 

mamá ya no sufras:

papá regresará pronto

y nos defenderá

de los drogados

y arreglará la ca ntina

y mi niñez;

 

y los ñaños estudiarán

y seremos otros

y…

¿cuántos años tengo ahora, mamá?

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