¿Ubicas cómo en Mad Max el mundo se va poniendo más de la verga con cada película? Los personajes parecen no notarlo, están demasiado ocupados sobreviviendo y amarrando gente en sus cofres, pero tú te das cuenta porque puedes verlo todo desde fuera.

¿No sientes lo mismo con cada nueva edición de Zona MACO? Porque si mañana despertáramos en un paisaje postapocalíptico, al menos pensaría “¡A huevo, ahora hay esperanza para el arte en México!”

“Ash, pero Zona MACO no representa al…”

Ahorita les explico por qué sí creo que Zona MACO tiene más responsabilidad que el montón de yuppies tontos que le compran cada año. Primero hagamos un recuento rápido de las obras aburridas.

Nah, la vida es muy corta.

 A los artistas que salen en esta nota: Sepan que no los odio, sólo odio a su trabajo y, si lo hago público, es porque creo que es lo correcto, genuinamente lo creo. No siento nada particular por ustedes, apuesto a que son gente chida y que en otras circunstancias hasta hubiéramos sido amigos; pero si un día me los encuentro en algún espacio físico, fingiré que son una exnovia transparente y pasaré de largo.

Ahora sí:

Criticar al arte en México parece un acto de terrorismo porque en algún punto del siglo XXI la sociedad decidió que es de mala educación ser honesto sobre el trabajo de los demás. Cada vez que te atrevas a decir que algún montón de palos en un stand no es arte, los artistas con los bigotes más pulcros saldrán a defenderlo. “Es que la pieza no es para ti, seguro te falta sensibilidad, o tal vez no has abierto los ojos lo suficiente para apreciarlo”.

¡Adivinen qué, lectores! Nosotros ya fuimos a abrir los ojos por ustedes,  para que no vayan a perder su tiempo al Hipódromo.

Puedes abrir los ojos grandes como platos y mirar estas piedras de colores hasta quedarte ciego y no vas a ver más que piedras porque no hay nada más ahí. En serio, cada pieza se llama “Montaña…” y luego el color del que la pintaron. ¿Esto quiere decir que un ser humano adulto pintó tres rocas, las pegó y luego se las vendió a otros seres humanos adultos a precio de Lamborghini? No sólo eso, lo hizo tres veces.

¿Eso quiere decir que esta obra maestra que lleva por título “Pitcher”, no es más que una jarra gigante? Odiaría perderme una migaja de la vasta experiencia estética que esta obra promete, pero es una pinche jarra gigante y ni siquiera está llena de dulces. Ya sé, no soy curador, pero consulté con un profesional y creo que tengo razón:

Luego de años de estudiar a detalle el fenómeno de Zona MACO he llegado a una conclusión alarmante. Por favor sean prudentes con estas palabras, la sociedad siempre rechazará con violencia los nuevos descubrimientos. Pero ustedes lo leyeron aquí primero y siempre sabrán la verdad:
Los artistas son sólo seres humanos y algunos, igual que tú, no saben cuándo la están cagando.

Les juro que esta anécdota tiene un fin:

Cuando era un adolescente me enamoré de una tipa guapísima sólo porque se vestía de negro y un día la vi cargando un libro de Jack Kerouac. Durante meses la observé de lejos, como un pervertido, preguntándome qué insondables misterios habría dentro de su mente. ¿De qué maravillosas conversaciones me estaría perdiendo?

Cuando por fin reuní el valor para hablarle y conocerla descubrí que era una persona muy tonta. Ni siquiera trato de ser grosero o misógino, ella era objetivamente tonta, tal como el cielo es azul y el mar es vasto, ella era tonta.
Durante meses fingí que aún me cautivaba su “visión de la vida” o cualquier excusa que inventé para eludir la vacuidad de mi calentura; pero la verdad es que Annie, por ponerle un nombre, acababa de descubrir a la generación Beat. Nunca terminó de leer En el camino pero diario citaba a Burroughs y a Ginsberg o a cualquier poeta deprimido que le ayudara a establecer su superioridad intelectual o construir este enfermo prejuicio en contra de la gente hermosa que me persigue hasta el día de hoy.

¿Es coincidencia que la gente confundida de Zona MACO tuviera la misma expresión en el rostro que yo cuando miraba de lejos a Annie?

“¿Oh, qué indescifrable sabiduría se esconde en esta obra?”

Creo que hay que tratar al arte en México con la misma condescendencia adolescente que le propiné a Annie en cuanto descubrí que estaba llena de mierda.
Sus intenciones no eran malas. Ella era una persona horrible pero sólo quería ser identificada entre la multitud como alguien especial. Cuando se ponía a enumerar obviedades como si fueran netas universales ella pensaba que sí estaba contribuyendo al mundo con pensamientos lúcidos. Si un día yo le hubiera dicho “wey, cállate, ese no es ningún descubrimiento, claro que la sociedad está hecha de apariencias” ella tendría derecho a estar enojada. ¿Cierto?
La verdad es que la quería mucho pero debí haber sido más honesto con ella. Todos le debemos un chingo de honestidad a la gente hermosa en nuestras vidas.

Perdón, Annie, pero tu “escultura” es un montón de tubos apilados. Tu profunda exploración de la textura y el espacio a través de lo que diga tu curador, la pudo haber logrado un mono. ¿En serio necesitamos ver en vivo esa configuración exacta de tubos? ¿Si lanzas esos tubos al aire cien veces no hay un punto en el que el caos empieza a parecerse a la pieza que una galería extranjera decidió venir a exponer a México?

Perdón, Annie, pero “Pantone” no es sinónimo de color. Pantone es una empresa que estableció estándares de impresión para que el rojo de Coca-Cola fuera el mismo en todo el mundo. Y sí, algunos colores de la pantonera se parecen a los de la vida real, pero eso sólo te parece curioso a ti porque eres tonta.

Perdón, Annie. Ya sé que a ti te gustan un chingo esas maracas que hiciste, pero aunque estuvieran hechas de la piedra que cubría la tumba de Cristo, creo que el mundo estaría igual si no existieran.

Perdón, Annie, pero esas son pinches bolsas encima de pinches batas. ¡Ni siquiera se ven bien! Son sólo un estúpido monumento que le construiste a tu obsesión por la faceta más estúpida de la cultura norteamericana. Ni siquiera son un comentario interesante sobre la misma porque te fuiste con la multitud y te perdiste de las maravillas de la capital cultural del mundo mientras cantabas canciones de Lady Gaga.

Perdón, Annie, pero eso es basura apilada.

Annie, el ready made se inventó porque no existía Instagram. Antes, si encontrabas algo chingón y querías mostrárselo al mundo, tenías que hacer una exposición.

Ugh! Annie… no mames.

Sé que con todo lo que pasa en las noticias sientes que tienes que ayudar, pero tú nunca has estado en una manifestación, Annie. Si lo piensas, tus cuadros no están haciendo nada por la situación que denuncian.

¿Alguien más está harto de este activismo de Starbucks?

Si el mensaje es importante dilo. Si detrás de todo el glamour de tu arte subversivo hay una causa real, grítala. ¿Cuál es el objetivo de esconder tu mensaje detrás de un simbolismo absurdo que sólo tú y tus amigos entenderán? Si tienes la fórmula de la vida, no le pongas contraseña. ¿Por qué guardamos ideales en el pecho si nunca lograremos cambiar al mundo?

No digo que Yoshua Okón haya cambiado al mundo, pero esta feria no se merecía su pieza:

Sé que no soy el único que siente asco al ver expuesta en este edificio la colección del hombre más rico de México. También sé que hay mucha gente que reconoce al Soumaya como una propuesta artística legítima y que no se lo cuestiona, porque está allá arriba, muy alto, en el mismo pedestal que Zona MACO y todas sus cajas de zapatos. Esta es una respuesta inteligente, divertida y que le habla a todo el mundo. Si al verla, dos o tres personas dejan de considerar a Slim como a un mecenas del arte, Yoshua Okon habrá hecho del mundo un lugar ligeramente más tolerable.

Annie le hizo un mal al mundo al no entregarnos todo su potencial.

A veces pienso en ese universo paralelo donde ella se esforzó en darle forma a sus pensamientos y logró inspirar a la humanidad a través de su arte. Al menos leía, al menos por un momento aspiró a ser como esas mentes hermosas de las que sólo tuvo un vistazo. Si no viviéramos en una sociedad donde todos los niños son especiales y todos los cuerpos son hermosos, más gente le habría dicho que no. Annie habría entendido que su primer libro de Kerouac era un buen inicio pero le hacía falta un chingo de conocimiento y humildad. Los vastos universos que nos habitan no merecen que produzcamos basura.

Te estoy viendo a ti, Material Art Fair.

Los estoy viendo a todos ustedes, porque no es coincidencia que la semana del arte ocurra alrededor de Zona MACO. Por eso me interesa arreglar este montón de porquería. También me gustan los likes y los comments porque soy igual que Annie y sólo quiero ser amado, pero en el fondo creo que todos juntos la estamos cagando y que no es muy tarde para corregir el rumbo.

Este rumbo.

Vengo a advertirles de un fenómeno muy peligroso que todos deberíamos evitar.

“¿Por qué nunca dices lo que sí te gustó de la feria? ¿Por qué no me dices que soy bonita?” porque si todo el mundo te dice que eres un ganador, nunca te vas a dar cuenta cuando pierdas.

Hay que empezar a distinguir a los tontos de los canallas antes de que sea demasiado tarde.

En una galería alemana había un tubo de concreto doblado, sin título. Mientras la veía pensaba, “qué huevos de cabrón, poner material de construcción sobre una pared, ni siquiera ponerle un pinche título, y cobrar medio millón de varos, que tampoco está tan cabrón, a lo que anda el dólar… Andaba en esas divagaciones cuando volteé a ver a la pared de mi derecha…

¡TAMBIÉN SIN TÍTULO! ¡QUÉ PINCHES HUEVOS DE HACER LA MISMA MAMADA DOS VECES!

El pedo es que, por unos, pagan todos. ¿Vieron esta pieza?

Amé esta instalación de Juan Fontanive, creo que es hermosa y lamento profundamente no haberle tomado video para compartirles aunque fuera un gif de esta maravilla. Este es el tipo de obras que justifican toda la basura que viene con estas ferias. Casi justifica el precio de la entrada.

Todo el móvil estaba controlado con este mecanismo. No sé cómo funciona pero el dispositivo tensa y afloja los cables del móvil a través de una configuración de poleas que le da movimiento en patrones aleatorios a las maderitas de colores. Es como capturar al azar en un muro, como si pudieras estudiar al caos a través de un microscopio, con tintes de colores para estudiar sólo el movimiento de las células que te interesan.
Probablemente estoy mal, pero al menos traté de entender la obra.

Andaba en la contemplación de esta pieza, cuando se acercó un señor diciendo “Es que me llamó mucho la atención, porque mire, yo soy de AT&T, y nos vamos a mudar a un corporativo nuevo y andaba buscando justo algo como eso, que represente la interconectividad”…

Estos hippies a los que el dinero les duró más que los ideales tienen a tantos parásitos en su vida explicándoles que el arte es subjetivo y la verga, que ahora piensan que pueden ponerle cualquier significado a las piezas.

Nunca es gente lista la que se acompaña de estos Smithers, así que el significado que le den a la obra siempre va a ser estúpido. Y la galería no se va a negar a vender la pieza. Nunca en la historia del arte mexicano un galerista le ha dicho a un comprador “usted no entiende esta obra, su dinero aquí no vale”.

La misma galería trajo esto. No le estoy echando flores.

¿No es una tragedia? ¿No es para allá a donde nos dirigimos todos con esta estúpida cultura de tolerancia y miedo irracionales? ¿Llegará el momento en el que tendremos las cabezas tan profundo dentro de nuestros culos que comenzaremos a perdernos de todas las cosas chingonas del mundo?

Por eso creo que el arte debería ser gratis y todos deberíamos vivir en el mundo que imaginó Oscar Wilde, donde las máquinas se dedican a lo útil y los humanos a lo hermoso.

Oscar Wilde también dijo algo sobre cómo los artistas con motivos financieros no son más que artesanos. Apenas tenga tiempo corregiré esta parte, pero si la leíste aquí, tómale un screenshot para recordarme que sí lo corrija.

Mejor no.