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 En una entrevista reciente, un artista al que admiro mucho me dijo (palabras más, palabras menos, también le metí mucho de mi cosecha para contextualizar) que el arte contemporáneo es distinto del arte urbano, porque está limitado a un espacio. Si la gente va al museo o la galería y quiere leer las hojas que preparó el artista para justificar que una caja de zapatos vacía represente la decadencia de la sociedad capitalista, está bien. Ir a la galería es como ir a casa de alguien, y si no te gusta lo que ahí se expone, no es problema del artista.
No pasa así con el arte urbano, que está en la calle. Si sales a la calle, debes decirle algo a la gente.

Acabo de descubrir la obra de Mobstr y debo admitir que me volví fan inmediatamente.
Mobstr es un artista inglés. No sé si entre en la categoría de arte urbano, pero sí realiza intervenciones multidisciplinarias al aire libre, usando el esténcil como soporte para su discurso. Mobstr comprende perfectamente la farsa del arte urbano, y por eso se burla.

Tal cinismo y perspicacia, en medio de la intolerable solemnidad del arte urbano y sus representantes de todo el mundo, es un alivio.
También te pone a pensar. ¿Por qué en su obra se siente más significado que en las paredes de muchos artistas de técnica impecable? Su obra se compone sólo de palabras que interactúa con el espacio, y sí, es sólo esténcil, pero a veces es performance, o es videoarte, o son soluciones  ingeniosas a las ideas que todos hemos tenido alguna vez pero no hemos sabido expresar:


Ahora mismo me siento ridículo, como si sobreanalizara la obra de Mobstr, cuando cada pared que interviene demuestra lo poco que le importa el contexto en que lo ponga la gente.

Revisen todo su trabajo en //Mobstr.org

 

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