La histórica aparición en un mismo cuadro de los protagonistas de la educación moderna en México

Cuando Amat Escalante ganó la Palma de Oro a mejor dirección con Heli, los críticos se desgarraban las vestiduras asqueados de un cine que también el narcotráfico había inundado. Las salpicaduras de sangre mancharon la literatura, el periodismo y la propia televisión. “México” como sinónimo de “narcotráfico”, en el sexenio de Calderón, fue el pan nuestro de cada día. No es obligación de los cineastas reflejar la realidad, pero de eso al cine para idiotas que estelarizan los Derbez y la horda del infumables Luis Gerardo Méndez… prefiero a los Bichir, a Daniel Jiménez Cacho y todos los que siempre salían en las películas de lo que se tuvo a bien llamar “Nuevo cine mexicano.”

La película No manches, Frida, de un tal Nacho Velilla, es un filme sobre la manera light de tomarse, en general, la educación en nuestro país; es decir, que es una versión idílica de la enseñanza en la que un profesor que no quería dar clases termina convirtiéndose, por circunstancias ajenas a él, en un gran maestro. No es un secreto que un porcentaje de la planta de docentes en una escuela no haya pensado nunca en terminar dando clases, sin que eso implique su fracaso en las aulas. La premisa se repite en muchísimas películas de este curioso subgénero sin nombre que debe tener un centenar de ejemplos.

En esta entrega, me interesa abordar los filmes que el cine mexicano le ha dedicado a la, cada vez más ingrata, labor del docente.

Simitrio (1960) es una película de Emilio Gómez Muriel, y relata la historia de un alumno del viejo y casi ciego profesor Cipriano, interpretado por José Elías Moreno. Este alumno no existe, y hay que decir que el alumno para el que se planean las clases tampoco existe. Los pedagogos han creado una especie de dummie académico para el que se preparan clases. El asunto es que este alumno hipotético e inexistente es, supuestamente, previsible en su accionar dentro del aula. Y es que la vida que medra en una persona es incontenible.

En También de dolor se canta (1950), de René Cardona, Pedro Infante interpreta a un profesor con lentes de fondo de botella que atiende a una indisciplinada turba de silvestres alumnos en un pueblo. La indisciplina en el aula es un tema que va desde el hogar, y que han aplaudido los psicólogos, ya que al alumno no se le puede llamar la atención, porque, para acabar pronto sus padres no pagan por una educación con regaños. Pamplinas.

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Incluye una legendaria escena con Tin Tan

En la película Enamorada (1946) del Indio Fernández hay una escena en la que aparece un profesor al que un revolucionario patea. El general Juan Reyes, interpretado por Pedro Armendáriz, escucha atentamente las quejas del profesor del pueblo. La escuela cerrada, la reducción de su salario y la humillación. El revolucionario, en un gesto que no lo caracteriza, actúa en lugar de hablar y le ofrece al profesor un aumento a su pago. Esa sí sería una verdadera Reforma Educativa.

En El profe (1971) de Miguel M. Delgado, Cantinflas, sin cantinflear, interpreta a un elocuente profesor, Sócrates García, que lidia con los problemas de un pueblo queretano. Todavía en los años 70 se consideraba a la figura del profesor como una figura de autoridad. En esta película no hay pedagogos. El profe enfrenta con sus armas a los ignorantes a quienes vence.

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Y si hablamos de un profesor en contra de la ignorancia, debemos remitirnos a Río escondido (1948) del Indio Fernández, aclamada por Jean-Luc Godard. En este caso es María Félix quien interpreta a una abnegada profesora rural a quien el mismísimo Señor Presidente encomienda la labor de enseñar. Al filme no le faltan las panfletarias exposiciones que se aventaba el Indio Fernández en sus películas. Es apoteósica la conclusión en la que la profesora Rosaura mata a Don Regino, interpretado por Carlos López Moctezuma.

Hay que decir que el cine, en general, presenta una versión limitada de la realidad. En el caso de la educación suele mostrar una versión aspiracional y poco acertada de lo que, en nuestros días, ocurre en las aulas.