Así es como acaba el mundo, no con una explosión, sino con memes. :v
      La segunda medida inútil acordada en la reunión de emergencia fue contratar a un equipo de hackers para desarrollar una defensa contra Pegasus, pero antes de que Juan Valdéz pudiera decir “¿De a cómo nos toca?”, ya estaba en línea un subreddit de nombre /r/Pegasus con más de 200,000 usuarios suscritos y unas tres mil publicaciones en las que profesionales y curiosos de todo el mundo discutían y modificaban el código.
     El post fijado al principio se titulaba “¿Qué es lo peor que puede pasar?” En él, un estudiante ruso de filosofía, con el username DildoFaggins preguntaba “Guys, ¿no será que nos estamos dando un tiro en el colectivo pie de la humanidad?” y cerraba con esta imagen.

En las respuestas se abrió un intenso debate sobre si la humanidad merece o no privacidad. Unos argumentaban que la reciente ola de crímenes bancarios era prueba de que, con las herramientas adecuadas, los canallas del mundo harían de las suyas. Otros aseguraban que, sin privacidad, la humanidad tendría que crecer colectivamente, que si todos tuviéramos los medios para espiarnos unos a otros, aprenderíamos a valorar la verdad y la confianza.
      La mayoría sólo comentaba con este gif:

Pero la historia no es un debate y aquellos que realmente iban a transformar a la sociedad, ya lo hacían desde los posts menos populares.
      Si scrolleabas el subreddit hasta que se acababan los memes, aparecía un programador de Atlanta bajo el username Pornflakes, que había modificado a Pegasus para que funcionara también en dispositivos Android.
     Con su código, un colectivo de criptopunks canadienses aprovechó una vulnerabilidad de Facebook para que la víctima ya no tuviera que dar click a un link. Bastaba con abrir un mensaje para que su teléfono fuera infectado.
     VoltaireDid911 escribió un firewall contra Pegasus del que escribió: “sólo funciona en Android porque Apple no te deja corregir el código de tu propio teléfono.”
      ObamaTurnedMyFrogsGay respondió a su post con un “oh, thanks mate” y un link a su propio post, donde contrarrestaba el firewall y además incluía un parche para que el código funcionara desde cualquier servicio de mensajería.
      Voltaire respondió:

WonderWombat se presentó como una de las programadoras que trabajaron en el desarrollo del Pegasus original y abrió un Ask Me Anything. La mayoría de las preguntas en el post eran dudas técnicas sobre el código o “¿cómo duermes por las noches?” Pero a sus detractores morales WonderWombat les respondió que “En un año de trabajo, veinte expertos escribimos el código que ustedes, en dos días, convirtieron en un leviathan. A mí me pagaron por crear caos pero ustedes lo hacen por amor al arte.”
      BebeSuer0x
respondió:


MollesterStallone respondió a este hilo con “speaking of chaos…” y un link a su post, titulado, “10,000 upvotes for the end of the world”. En él presentaba un modelo matemático en el que predecía que poco más del 40% de los dispositivos electrónicos del mundo estaban infectados. “Por el módico precio de 10,000 upvotes, activaré mi algoritmo, que ocasionará una acción coordinada entre todos los dispositivos para infectar al 60% restante.”
     Este post subió a la cima del subreddit por los miles de votos de escépticos y curiosos. La mayoría de los comentarios dudaban de la palabra del autor. El comentario más común era “Waiting OP to deliver”:

Cuando el post se acercaba a los 8,000 votos, comenzaron a llegar los comments de “no lo hagas” y “¿Están todos locos?” Pero en redes, el humor siempre es más persuasivo que el sentido común y esta fue la respuesta con más oro:

5 de enero, dos horas antes de que el comunicado de las naciones del mundo y el FMI fuera aprobado para su transmisión internacional, el post de MolesterStallone alcanzó el upvote número 10,000, de un usuario que inmediatamente posteó este gif:

MollesterStallone despertó dos horas después de que se hiciera público el comunicado de los banqueros y dictadores. Publicó en su post “You fags seen the news recently? Anyways, welcome to the world of AIDS. <3” Y un screenshot del proceso completado en su computadora.
      BicuriousGeorge escribió “no te creo” y MollesterStallone le respondió “Shut up, Jeremy Reiner, 26 years, from Ontario Canada, your girlfriend left you cause ur dick smaaaaaaall” y un screenshot de un grupo de whatsapp donde la novia de Jeremy y sus amigas discutían el tamaño de su miembro.
      CuntChocula posteó:


Y el mismo MollesterStallone, que si no tuviera un nombre tan pendejo estaría en los libros de historia, respondió:

Y un link a su nuevo post: “Omni”, la presentación oficial del browser al que en español llamarían coloquialmente “el ojo del augurio”. Era una versión alfa, pero ya podías pedirle que te conectara a cualquier cuenta de cualquier servicio en línea que requiriera una clave. Si querías escuchar en tiempo real el micrófono de cualquier teléfono, bastaba con escribir el número. Las funciones de la cámara aún seguían en desarrollo.
      Era una app para Android que cualquiera podía usar desde su teléfono.
      WonderWombat respondió:

En las oficinas de Facebook, M4-Rk se levantó de su estación de recarga. Sólo pudo conectarse unos minutos pero bastaron para llenar su batería al 20%, suficiente para sobrevivir a la reunión con los inversionistas.
      La sala de juntas estaba llena de hombres blancos de traje, casi idénticos excepto por el color de sus corbatas. M4-Rk sólo alcanzó a decir “buenas tardes, caballeros” antes de que el cuarto estallara en gritos. Treintaicinco millonarios le hablaban sobre reglas, seguridad, algoritmos y otras cosas que no entendían, mientras señalaban las pantallas de sus celulares.
      M4-Rk se sentó a esperar a que todos guardaran silencio. Antes de hablar respondió a un mensaje en su teléfono, sólo para demostrarle a estos seres humanos el poco respeto que les tenía. Los tejidos de su rostro ejecutaron la función “smile.exe” y habló:
      “Caballeros, les tengo excelentes noticias.”
      “Alguien cambió la cuenta de mi contraseña…” lo interrumpió uno de los inversionistas y él le respondió “No se preocupe. Con la nueva actualización podrá acceder a su cuenta aún si no cuenta con la contraseña.”
      Otro estallido de indignación inundó el cuarto. M4-Rk volvió a mirar la pantalla de inicio de su celular hasta que todo el mundo guardó silencio. Miró a los asistentes, su sonrisa resumió funciones y él ejecutó el discurso que tenía almacenado:
      “Caballeros, les tengo excelentes noticias. Los tiempos difíciles han terminado. Cuando la regulación europea de protección a los datos de usuario se hizo universal, les pedí su confianza. Ustedes soportaron con nosotros un año de caídas en la bolsa y hoy ha llegado la recompensa por su lealtad.” Sacó su celular y les mostró Omni, pero uno de los inversionistas aprovechó la pausa para decir “Mark, la democracia en Occidente está en peligro de…”
      M4-Rk lo interrumpió con un grito: “PREGUNTAS AL FINAL”, luego recuperó la sonrisa y siguió con su exposición:
      “Esta app hace todas esas regulaciones obsoletas. Antes de Pegasus, nuestro modelo de negocios era adivinar la personalidad de nuestro usuario para que el algoritmo le mostrara el contenido con mayor probabilidad de mantenerlo enganchado. Hoy no tenemos que seguir adivinando. Omni nos ha dado acceso a los detalles más íntimos de cada uno de los seres humanos que utilizan esta plataforma. Nuestro algoritmo tiene a su disposición una infinidad de materiales distribuídos para asegurar máximo engagement. Ahora mismo, nuestro único competidor real es el sueño.”
      “Con la nueva actualización al algoritmo, señores, vendrá una era dorada para la publicidad. Les garantizo una probabilidad de engagement con sus publicaciones promocionadas del 95%.”
      “Aún en la eventualidad de que algún usuario accediera a una cuenta que no es suya, el algoritmo ya tiene su retina y su estructura facial atadas a una carta de personalidad, con lo que le mostrará una lista de contenido diseñada específicamente para capturar su atención por no menos de dos horas. Antes de causar cualquier problema, se quedará viendo memes.”
      Para finalizar, M4-Rk ejecutó la función “laugh.exe”
      Algunos rieron, otros lloraron. La mayoría se mantuvo en silencio. Entre todos flotaba la culpa y la muda certeza de que el mundo nunca sería el mismo.
      Un inversionista de Inglaterra habló por fin. “Mark, tú vives en Estados Unidos, este año hay elecciones. No sé si hayas visto las noticias, pero el candidato del Partido del Orgullo Ario está utilizando tus servicios. Si esto que nos cuentas es verdad, su victoria es inmminente y no quedará nadie con la capacidad de atención para detenerlo. Ahora mismo no me importan las ganancias, Mark, me importa la libertad.”
      “Humanos, tan alegres en sus jaulas hasta que descubren los barrotes”, pensó M4-Rk, pero se guardó el pinche comentario cursi. En lugar de eso preguntó: “Nigel, ¿qué prefieres? ¿libertad o conveniencia?” Nigel abrió la boca para responder, pero M4-Rk lo interrumpió. “Oops, ¿oíste eso? Los otros usuarios ya escogieron por ti.”
      Otro inversionista pareció enloquecer. Se arrancó la corbata, la tiró al piso y gritó “¡Dignidad, maldita sea! ¿Qué hay de la dignidad del hombre? Las grandes masas de la humanidad no son ganado para vendérselas al mejor postor.”
      M4-Rk lo miró y dijo “¿Qué prefieres? ¿Dignidad o riqueza?” El inversionista ni siquiera intentó responder, sólo miró a M4-Rk con odio en los ojos mientras continuaba “Oops, parece que las masas de la humanidad ya escogieron por ti.”
      Otro hombre de traje, el más viejo del cuarto, preguntó temeroso “Con todo respeto, Mark, ¿qué podemos hacer para mantener nuestra privacidad en línea? Tú sabes que no disfruto usar tu página, pero la necesito para estar en contacto con mi familia, mis amigos; para darle difusión a mi negocio. ¿Cómo puedo evitar que alguien haga mal uso de mi información privada?”
      “Con todo respeto” respondió M4-Rk “No contamos con la tecnología para contrarrestar un cambio de paradigma global como este. Tampoco podemos hacernos responsables de lo que la gente decida hacer con nuestros servicios. Si no quieres que alguien abuse de tu información, borra Facebook.”

Como si el mundo no estuviera de cabeza, Juan asistió a otro evento de campaña. Éste había terminado en gritos, golpes y tiros.
      De vuelta en la oficina de la Presidencia, Juan estaba al borde de un colapso nervioso. Su asistente le preguntó si iba a querer un café. Él la miró, enloquecido, y le gritó “Martita, cada que acaba uno de estos putos eventos me dices lo mismo y yo te digo que sí, por el amor de Dios DEJA DE ESTAR CHINGANDO Y TRÁEME MI PUTO CAFÉ.”
      No era la primera vez que un jefe le gritaba a Martha, pero sí la última. Su rostro pasó de la sonrisa protocolaria a la genuina indignación antes de responderle “Pues usted será muy presidente, pero yo tengo cuarenta y cinco años, un doctorado y dos hijos. No tengo ni la edad ni la paciencia de seguir aguantándole sus chingaderas así que, si usted no puede manejar un país, a ver cómo le va con una pinche cafetera.”
      Juan se quedó congelado, en shock, mientras Martita le aventaba en la cara su gafete y la credencial del partido. Casi sintió miedo y, mientras ella se alejaba, le gritó “PUES A VER CÓMO TE VA CON LA INFLACIÓN, HIJA DE TU PINCHE MADRE.”
      Cinco minutos más tarde, Martha tocó a la puerta. Juan ya estaba tomándose su café.
      “Pásale, Martita. Perdón por lo que dije hace rato. Mira, estoy muy estresado con todo este rollo de Pegasus.”
      Martha entró tímidamente a la oficina del presidente y le respondió “No se apure, señor, yo también estoy… especial, con todo esto que está pasando.”
      Con una cálida sonrisa, el presidente le dijo “Tranquila, Martita. Aún tienes tu trabajo. Aún necesito que alguien me ayude con…”
      Pero antes de que pudiera terminar, Martha lo interrumpió “no, disculpe, sí renuncio. Sólo vengo por mi gafete, porque ahí abajo me lo piden para salir.”
      El Presidente se agachó por el gafete y se lo entregó. La sonrisa se había desvanecido de su rostro.
      Antes de irse, Martha preguntó “Oiga, ¿y de qué hablaba hace rato, cuando me gritó lo de la inflación?”
      Juan le preguntó “¿No viste este pedo?” y abrió la app de su banco. Martha abrió la suya. Le costaba trabajo creerlo pero ese día, a la hora de la comida, cada cuenta de banco sobre la faz de la Tierra había recibido un depósito por 27 millones de dólares.