Por: Eric Ángeles Juárez

El sexo siempre es tema de discusión, desde las feministas suicidas en contra del lenguaje hasta el tipo que toma fotos de desnudos en blanco y negro y las clasifica como arte. Para disolver sus dudas en estos aspectos, les traemos a dos expertos en estos temas tan innecesariamente polémicos.
Por un lado, el profesor Huberto Batis, miembro de la generación de Casa del Lago de los 90; un excelente editor y periodista, cofundador de la revista Cuadernos del Viento, director de la imprenta de la UNAM y colaborador asiduo de Unomásuno y el suplemento Sábado, nos hablará sobre la diferencia entre pornografía y erotismo (créannos, si alguien sabe de esto, es él).
Por otro lado, la doctora Concepción Company Company, investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Filológicas, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y presidenta de su comisión Lexicográfica, ha impartido cursos en todo el mundo y algunos los de los proyectos que ha coordinado son Sintaxis Histórica de la Lengua Española, Documentos Históricos de la Nueva España y Diccionario de Mexicanismos, nos contará sobre la relación del sexo y el lenguaje mexicano.

Huberto Batis: Erotismo VS. pornografía

sexo1

M:Háblenos un poco de la diferencia entre lo erótico y lo pornográfico
HB: Es la gran cuestión que viene desde siempre. Decir que algo es erótico es decente, cuando se dice que algo es pornográfico es indecente. Hay personas eróticas y personas pornográficas, pero esto no está en la persona, está en los ojos de quien la ve. Yo creo que lo erótico y pornográfico no es algo que se pueda categorizar, así como tampoco podemos categorizar qué cosa es fea y qué cosa es hermosa. Una cosa es más fea que otra o una cosa es menos hermosa que otra; se relativiza en comparación con otra cosa.

“El límite entre lo erótico y lo pornográfico se da en la perversión. Ahora, ¿quién dice cuando algo es perverso? ¿Cómo aprende un niño a diferenciarlo?”

Mi padre que era médico me llevaba al hospital cuando era niño porque quería que yo también fuera doctor. Yo le ayudaba a filmar algunas de sus operaciones terribles e incluso me llevó a tomar leprosos. Entonces, como las películas eran pequeñas, de ocho milímetros, yo llegaba con mis compañeros y les mostraba las películas. Les decía “hoy va a haber cinito” y todos iban a mi casa a ver los horrores que filmaba. Eso me permitió filmarlos a ellos en unas películas que si un juez hubiera visto me hubiera metido a la cárcel de inmediato. Éramos niños y niñas y todos jugábamos con esa inocencia de la primera juventud, podíamos desnudarnos todos en un cuarto jugando sin fijarnos en eso. Ahora, ¿por qué nos desnudábamos?, nos encantaba, y luego nos bañábamos en un baño grande y nos lanzábamos por el suelo enjabonados. ¿Si alguien ve todo esto le llamaría pornográfico o erótico? Para nosotros era algo absolutamente normal, pero para nuestros padres no, cuando nos cacharon nos fue muy mal.

El límite entre lo erótico y lo pornográfico se da en la perversión. Ahora, ¿quién dice cuando algo es perverso? ¿Cómo aprende un niño a diferenciarlo?

sexo2

Tiene la fama de ser un gran asiduo coleccionador de Playboy ¿es eso cierto?
Si tu pregunta es si tengo una gran colección de fotografías eróticas, la respuesta es sí, tengo la más grande colección de arte erótico y pornográfico. Alguien diría que si es arte no es pornográfico, pero yo diría que sí. Pornografía quiere decir “escribir sobre prostitutas”. Tiene como objeto excitar al lector. En una ocasión estaban juzgando un libro de Henry Miller, “Trópico de Cáncer”, el juez dijo “pues déjenme ver” y leyó el libro. Cuando terminó el libro dijo “no tuve erección, no es pornográfico” y bueno, el juez tenía ochenta y nueve años, estaba más allá del bien y del mal.

“En una ocasión estaban juzgando un libro de Henry Miller, “Trópico de Cáncer”, el juez dijo “pues déjenme ver” y leyó el libro. Cuando terminó el libro dijo “no tuve ninguna erección, no es pornográfico” y bueno, el juez tenía ochenta y nueve años, estaba más allá del bien y del mal.”

Yo tomé fotos de mis hijos e hijas bañándose desnudos en una alberca de plástico en el jardín. Para mi sorpresa tanto mis hijas como sus amiguitas comenzaron a tomar poses eróticas, decían “papá, tómame una foto así” haciendo caras y yo dije “¿qué está pasando?” se estaban emputeciendo. “Tómame las nalgas, papá, tómame bien” y yo tomé las fotos, las revelé y se las enseñé a la mamá que dijo “qué padre, mira” e hizo un álbum. Poco tiempo después vino la mamá de sus amigas y la mamá le enseño las fotos de los niños jugando. La mujer dijo “¡qué es esto!, estas fotos de mi hija no pueden andar rodando”, “¿qué te pasa, pendeja?” “tu marido es un pederasta”. Rompió la amistad, me exigió los negativos y me acusó, llevó las fotos y el juzgado consideró que era digno de ser llamado. Creyeron que habían dado con un pederasta, pero después de un tiempo todo se aclaró. Mi esposa juzgó que las fotos eran eróticas mientras que esta mujer pensaba que se trataban de pornografía.

¿Cree que todavía existan estos tabúes en la sociedad mexicana?
Pues no creo que sean tabúes de la sociedad mexicana sino respuestas de la sociedad. Eso que tu llamas tabús, son los límites que una sociedad impone. Por ejemplo, yo veo en esta facultad muchachas con todo de fuera, tú qué dices, ¿es normal o anormal? Lentamente van ganando terreno. Hace unos treinta años un hermano mío se dejó crecer el cabello y mi papá decía “Sí, es un puto”. Ese muchacho es banquero y obviamente ya no trae el pelo largo, porque está mal que un banquero lo tenga así.

Últimamente las artes escénicas, como el performance, recurren mucho al desnudo ¿qué piensa sobre eso?
Hay una serie de mujeres muy feas que hacen esto. A las hermosas me encanta verlas, pero cuando son unos espantajos mejor digo “pobrecita, está loca”.

“Eso que tu llamas tabús, son los límites que una sociedad impone. Por ejemplo, yo veo en esta facultad muchachas con todo de fuera, tú qué dices, ¿es normal o anormal? Lentamente van ganando terreno.”

Juan José Gurrola, director de teatro, era amigo mío, era un monstruo. Me invitó a un anti-homenaje y llevé mi texto para la ocasión. Leí “pinche Gurrola asqueroso qué estás haciendo aquí” y todo mundo se quedó bastante shockeado y él se carcajeaba. Hubo otros que hicieron cosas similares a lo que yo y de pronto se apagó la luz, entonces Gurrola dijo “no se muevan porque viene un performance”. Vino una mujer y se acostó en la mesa donde estábamos todos y empezó a gemir, aullar y gritar diciendo que estaba pariendo. Vimos en esa oscuridad cómo empezaba a salir un muñeco de su vagina, estaba ensangrentado y detrás del muñeco estaban unos alambres y unos focos. Cuando salió la mujer dijo: “ha nacido el hijo de Batiz” y pum, me lo lanzó, todo mundo empezó a aplaudir y  hubo oscuro total. De pronto siento que me cae agua encima y es esta desgraciada que me está orinando. Hay fotos de todo esto incluso en internet. Luego se limpió en mis barbas y en mi cara la sangre, que obviamente era sangre menstrual. La gente aplaudió mucho creyendo que era planeado. Eso es pornografía. Se pasa la dignidad humana, tanto de ella como la mía.

sexo3

¿Usted cree que deberían ser censuradas en la literatura o en la pornografía este tipo de cosas?
¿Si yo fuera el gobierno, prohibiría que ocurriera esto? No.

El grupo de Casa del Lago, la generación de medio siglo, tiene mucha fama de libertino, de ser muy abiertos sexualmente. ¿Qué tan justificada es esta fama?
Es totalmente falsa. Eran unas reuniones sanas e intelectuales. Después de la Casa del Lago nos íbamos a casa de alguno de nosotros y ahí sí. Por ejemplo, nos íbamos a casa de Salvador Elizondo, llegábamos y decían “los hombres sin pantalones y las mujeres sin blusa” y así bailábamos. Si hubiera llegado la policía nos mete al bote a todos. A veces podíamos travestirnos y los hombres bailar como mujeres y las mujeres vestidas de hombres. En una reunión, se fue la luz y como siempre los hombres estábamos platicando entre nosotros. Las mujeres se desnudaron y se envolvieron en una sábana. Empezamos a ver sombras blancas que se cuchicheaban y se te acercaban y entonces, en una de esas, llegó una muchacha y estaba buscando a uno de nosotros y a mí me dijo el nombre: le dije que yo era. Me besó, abrió su sábana y me metió en ella. Todo era muy inocente, sólo juegos de niños. De repente se prende la luz y Juan García Ponce llegó con su bastón y me pegó con él: “desgraciado cabrón, ¿por qué me robas a mi mujer”. Esos eran los riesgos de que la mujer que estaba con uno de nosotros se metiera con otros y se formaran triángulos o rectángulos.

Recuerdo que en las reuniones luego a uno le pegaban en las piernas. De pronto me pegaban o me rozaban, pero nunca sabía quién era. Por las caras no sabía si era Pilar Pellicer o Sergio Fernández y con la duda te abstienes. Así que eso de que en la Casa del Lago había orgías y cosas así es una mentira, en nuestras casas sí.

Concepción Company company: trasgresión, homofobia y albur

sexo5

Háblenos un poco acerca de las peculiaridades léxicas encontradas en el Diccionario de Mexicanismos.
Uno de los rasgos que tiene el español de México, como cualquier lengua, es el soporte de la conceptualización de una comunidad; este es un rasgo bien demostrado en el siglo XIX y muy estudiado en el siglo XX, se llama relativismo cultural y recientemente se le ha llamado: ‘patrones de lexicalización’ que consiste en que todo aquello que es importante para una comunidad encuentra más poder, los hablantes buscan más modos de nombrarlo, de denominarlo, ya sea con palabras simples, con palabras compuestas, locuciones, expresiones, etc.

“las denominaciones del órgano sexual masculino ascienden por arriba de doscientos cincuenta, las del órgano sexual femenino no llegan a treinta, y eso significa que es una sexualidad muy machista.”

Uno de los patrones de lexicalización que podría ser uno de los ejes de codificación de la lengua española en México, algo que me parece preocupante, es la cantidad de expresiones, locuciones y palabras en muchas categorías (sustantivos, adjetivos, verbos) que indican que hay una práctica común de transgredir las normas e incluso que esa transgresión se valora festivamente en la sociedad. Los ejemplos están en el diccionario, desde mordida o cooptar, que son mexicanismos. Un mexicanismo no tiene que ver con que venga del latín o de una lengua indígena, simplemente tiene que ver con que tenga estatus de vitalidad y reconocimiento de uso en México de cualquiera de sus hablantes, ya sea mucha, poca, nula o regular su escolarización.
En este punto de la transgresión lo que encontramos es desde una multitud de expresiones cuidadas como cooptar, palabras muy generales como mordida, hasta locuciones como brincarse la trampa, mocharse, ponerse la del Puebla, un sinfín. Hay dos hechos, uno es lingüístico y el otro social, y lengua y sociedad van juntos pues el soporte de nuestra visión de mundo es la lengua y a través del estudio lingüístico se pueden hacer visibles hechos que pasan desapercibidos para los usuarios que hablamos una lengua. La parte lingüística interesante de esta transgresión es que, cuando un fenómeno tiene mucha transversalidad categorial, lo cual significa que se manifiesta en una gran variedad de categorías gramaticales, desde abogangsters, per-judicial: festivos ¿no?; cuando se manifiestan muchas categorías, significa que tiene mucha profundidad histórica, es decir, las lenguas no crean en periodos breves de una o dos generaciones concentrados léxicos con una variación categorial tan amplia. Es una relación directamente proporcional, a mayor transversalidad categorial, mayor profundidad histórica. Luis Fernando Lara me contestó recientemente en Letras Libres, sobre este aspecto que yo comentaba, diciendo que esto es un hecho del momento, esta trasgresión es un hecho del momento, lo que no sabe o parece no saber Luis Fernando Lara es esta relación directa en cambio lingüístico en la que si uno tiene mucha diversidad categorial y mucho código, el fenómeno es  muy profundo históricamente. Él dice que es algo de un momento que nos ha tocado vivir, pues seguramente ese momento dura siglos.

Lo que me parece preocupante es que la SEP no ponga el dedo en la llaga y que las instancias correspondientes no eviten este tipo de cosas, porque a lo mejor a la SEP no le corresponde eliminar la mordida. No es por decreto: “ya no habrá la palabra mordida”, es más bien a SEGOB, a la PFP, a quienes sean las instancias adecuadas, proponer “vamos a educar, a generar otra cultura ciudadana”. Me parece que este es un diccionario muy bueno porque pone en evidencia aspectos que otros diccionarios no habían mostrado. También el Diccionario de mexicanismos tiene una relación sintáctica que no está especificada pero está mostrada. Hemos separado sistemáticamente “abrocharse” y “abrochársela”, la segunda tiene un significado sexual. Esta consideración de que los pronombres átonos se, me, le, puedan reducir la capacidad argumental del verbo, incrementarla y modificar sustancialmente el significado, entre chingar y chingarse, por ejemplo, eso está puesto en el Diccionario de Mexicanismos porque hubo todo un trabajo de tomas de decisión y de cómo debía ser un trabajo lexicográfico.

¿Podría hablarnos de las peculiaridades léxicas relacionadas con el sexo?
Lo que se muestra en el diccionario es que hay un gran patrón de lexicalización en cuanto a lo que es el sexo. Por ejemplo, las denominaciones del órgano sexual masculino ascienden por arriba de doscientos cincuenta, las del órgano sexual femenino no llegan a treinta, y eso significa que es una sexualidad muy machista. El órgano sexual del hombre es el que necesita tantas denominaciones. No es un asunto de ser puritanos o de escandalizarse, la sexualidad es un eje del mexicano y parte de esa sexualidad se muestra en la gran variedad de términos para designar el coito, la mayoría de ellos tienen que ver con un acto en el que el hombre posee a la mujer y es parte de ese machismo y, también en consecuencia de ese machismo, que es innegable, es un hecho que el léxico es un repositorio de hábitos y cultura de siglos atrás; hay muchísimas denominaciones para codificar la homosexualidad, especialmente la homosexualidad masculina: hay una lista gigantesca. También es interesante, relacionado con este mundo de la sexualidad, que el mexicano tiene una cultura sexual pero no escatológica, no hace referencia a las excreciones o secreciones que están derivadas de los órganos genitales, es decir, comparada con mi otra cultura, de España, soy absolutamente bicultural, no presenta nada de esto. España es una cultura muy escatológica, los españoles se pueden cagar en todo, se cagan en el padre, en la madre, en la hostia, ya cuando están enojados hasta en los muertos y cuando algo está muy bueno pueden decir que se caga de bueno.

Cuando una forma es tabú, genera vacíos léxicos; si una palabra es tabú no se pueden mencionar aquellas palabras y expresiones que están alrededor de ella, es lo que le ha pasado al español de México. ‘Culo’ es el gran tabú porque no remite a las nalgas ni al trasero, remite directamente al ano y además existen documentaciones de que esa remisión tiene que ver con la homosexualidad, o sea, no es el ano fisiológico para la excreción, sino que tiene que ver con un ano asociado en la homosexualidad. En consecuencia, si hay un tabú, no se puede usar esa palabra, a diferencia de España, en donde se dice “qué buen culo tiene fulanito” y no pasa nada. Las actividades relacionadas con ese órgano fisiológico también son tabú; no somos un pueblo escatológico porque tenemos un gran tabú, que es el órgano con el que se hace la actividad excretora. Frente a España, México no tiene casi ninguna expresión sobre cagar, allá ves el diccionario y hay páginas y páginas de cagar, tienen una diarrea léxica impresionante.

No es un asunto de ser puritanos o de escandalizarse, la sexualidad es un eje del mexicano y parte de esa sexualidad se muestra en la gran variedad de términos para designar el coito

Creo que el Diccionario de Mexicanismos es un acto de autonomía dialectal, nosotros debemos estar seguros de que nosotros hablamos así y que nuestra norma es así y que tenemos mexicanismos muy cultos y otros que no. La Academia Mexicana de la Lengua está diciendo “esto hablamos, esto somos” y el español de México no es privativo de un grupo culto ni de un grupo con educación básica, el español de México lo construimos todos. Hemos evitado al 99.9 por ciento definiciones sinonímicas, esto quiere decir que se pone la palabra mexicana y se traduce con otro dialecto, para nosotros hubiera sido sencillísimo poner Catarina< Mariquita, Chapulín<Saltamontes. Si nosotros hacemos una definición sinonímica, estamos reconociendo que hay un dialecto que nos dicta nuestra concepción del mundo.

Nos comentaba que el albur es único de México, ¿a qué cree que se deba esto?
Es difícil documentarlo porque es el mundo de la coloquialidad, de la intimidad, es pero para el siglo XVIII yo he podido documentar juicios en el archivo general de la nación, en el ramo inquisición, donde hay personas llevadas a juicio denunciadas por jugar y cuestionar los hechos aceptados. El albur es simplemente un desplazamiento de significante y significado1, eso es lo que es, pero inicia, las documentaciones sugieren desde las evidencias de la segunda mitad del siglo XVIII, inicia como un juego verbal entre hombres, era exclusivo de hombres, ninguna mujer se hubiera atrevido alburear a un hombre, en la que el objetivo era ver quién era el más macho y decirle al otro que es homosexual, ese es el origen del albur. Lo que subyace al albur es una competencia de machos con un eje subyacente de homosexualidad, o una codificación velada de un insulto a través de la homosexualidad. Es un fenómeno no estudiado históricamente y básicamente hay inventarios de albures, que son interesantes porque uno puede ver los puntos de esta diatriba de juego. Sería interesante, primero, preguntarnos por qué somos el único país que los hace, con maestría y sistemáticos, también que las mujeres albureamos menos que los hombres.

En el siglo XVIII hay unos textos muy interesantes que se llaman “Décimas a las prostitutas” donde hay albures pero ese tipo de documentación es muy difícil encontrar. Las documentaciones con que contamos tienen un nivel de intimidad muy bajo o muy mal reflejado porque nadie se atreve a escribirlo. No quiere decir que no existieran, no lo sabemos, y no estoy diciendo que es una creación reciente, simplemente digo que el mundo de la intimidad se codifica mal y no lo hace por escrito.

Sexo4