por: David Enríquez, con la ayuda de Carmen Galindo

“Me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos.”
Juan Gelman

La diáspora latinoamericana en México

Desde inicios del siglo XX y hasta hace poco tiempo, muchísimos países de latinoamérica se vieron afectados por distintos hechos históricos; casi todos ellos, sometidos por dictaduras que obedecían a intereses de trasnacionales y de la extrema derecha o las partículas políticas más conservadoras y oligárquicas. Es el caso de la dictadura de Videla en Argentina, la de Pinochet en Chile, la terrible historia del pueblo Guatemalteco que ha visto un gobierno democrático hasta 1986, después de siglos de pelea y una incesante guerrilla. Está también el caso de Paraguay con la dictadura de Alfredo Stroessner, otro dictador latinoamericano “convencional”, quien cometió crímenes de lesa humanidad contra su pueblo, persiguió, desapareció, torturó y asesinó a adversarios de su gobierno, y estuvo a la cabeza del país durante 35 años, a los ojos de los organismos internacionales de derechos humanos. O también podemos hablar de la intervención estadounidense en Puerto Rico.

     En este reportaje expondré algunos casos de exilio y desplazamiento originado por estas circunstancias. Personas que por causas de guerra, represión, persecución y por riesgo personal tuvieron que dejar su país en América Latina y se refugiaron en México, y, una vez aquí, iniciaron una labor de protesta y crítica, además de fundar instituciones que perduran hasta nuestros tiempos, ya que la cultura actual mexicana no sería ni de cerca lo que es de no haber sido por el arribo de tantos extranjeros. durante estos años.

Primero, Argentina

La dictadura de Jorge Rafael Videla inició el 24 de marzo de 1976 y terminó hasta 1981. Fue uno de los procesos más dolorosos para América Latina. Se perdieron muchas vidas y se vivió un ambiente de absoluta represión y terror. Actualmente, Videla está preso en la base militar Campo Mayo, en Argentina, esto desde 2012; él aún cree en la dictatura

Pero incluso antes de este proceso, la lucha por el poder entre los peronistas y sus opositores afectó la vida del pueblo argentino y provocó el desplazamiento de muchas personas.

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Juan Gelman

Exiliado de la dictadura de Videla, llegó a México Juan Gelman, uno de los más grandes poetas que ha dado este continente. Él participó de las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias desde los 36 años. En esta organización, defendió el gobierno peronista. Posteriormente vino la dictadura de Videla cuando Gelman se encontraba fuera del país como periodista. Desde ahí tuvo rencillas con Montoneros, la organización guerrillera que se opuso a la dictadura hasta 1979. Por esto, fue juzgado como traidor y condenado a muerte. Hasta 1989 Carlos Menem le dio el indulto y Gelman lo rechazó diciéndole: “Me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos.”

     Durante la dictadura de Videla, el año de 1976, Gelman sufrió la pérdida de sus dos hijos y de su nuera, secuestrados; se supo después que fue por consecuencia del plan o la operación cóndor, que vinculaba las dictaduras latinoamericanas con la CIA y el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.

     Los problemas con Montoneros y la desaparición de sus familares hicieron que Gelman dejara Argentina, y por su trabajo como traductor de la UNESCO, visitó varias ciudades del mundo hasta que llegó a México y se vinculó con las editoriales y el medio cultural. Hasta 1980, guardaba un silencio creativo, que rompió con su libro Hechos y relaciones, con el cual se inicia una larga serie de libros suyos editados y publicados desde nuestro país.

El dolor del exilio influyó enormemente en su obra, este rastro se deja ver hasta su último libro de poesía, Mundar (Era, 2007), ahí persiste un añejo resentimiento y también un dejo de esperanzas. Actualmente, Juan Gelman vive y escribe en México. De él recomiendo todo poema que escriba, y dejo un fragmento de “Carta abierta”, del libro Hechos y relaciones, inmediato a su exilio.

deshijándote mucho/deshijándome/buscándote por tu suavera/paso mi padre solo de vos/pasa la voz secreta que tejés/paciente/como desalmadura de mi estar/¿niñito que pasás volando porlos trabajos grandísimos?/¿atando?/¿desatando?/¿atando para que no me quepa en vos?/¿me fuese afuera de este dolor?/¿a dónde?/¿qué país sangrás/para que sangre carnemente?/¿por dónde andás/tristísimo de tibio?

Enrique Dussel

Fue perseguido por su pensamiento marxista y amenazado en Argentina, donde daba cátedra de Filosofía. Un atentado con una bomba destruyó su casa y él tuvo que salir del país. Se quedó sin pertenencias y llegó a México, donde, de memoria y sin el usual aparato crítico, construyó uno de los libros más importantes para la filosofía posmoderna: Filosofía de la liberación (1975). Este libro pretende superar, desde premisas Marxistas que claramente supera, las categorías modernas del análisis filosófico, que critica llamándolas propias del colonialismo europeo. Llegó a México en 1975 y desde entonces ha publicado media centena de libros y es profesor de diversas materias en la UNAM y la UAM, además de investigador para muchos colegios. Su obra completa está disponible en su sitio personal:

www.enriquedussel.com

Sobre el exilio, declaró:

La persecución y el atentado de bomba en mi departamento, no sólo era un hecho político sino filosófico, pues el problema no sólo era mi postura política, sino filosófica. A la gente le parece muy inocente lo que decía, pero no ven que lo decía en un medio muy erizado y con profunda persecución, lleno de matanza y tortura. Se vivían momentos difíciºles en América latina, se habla mucho del exilio español, y olvidan que el exilio latinoamericano fue también de cientos de personas.  […] Elegí México porque aquí podía seguir pensando. Siempre he dicho que los mexicanos no deciden dónde han nacido y yo tampoco, pero yo elegí el país donde voy a morir.  En México había un margen de libertad suficiente para poder pensar lo que yo pensaba. Había dictaduras militares en casi todos los países de Latinoamérica a excepción de Colombia, Costa Rica y México. Sólo podía elegir tres países y elegí el país donde podía continuar mi trabajo. La nueva patria me resultó excelente en la gran patria de Latinoamérica.  Los filósofos que se quedaron en Argentina tuvieron que callarse y los que se fueron a países anglosajones se perdieron, siguieron hablando de otras cosas pero ya incomprensibles para la realidad de Latinoamérica. En México me trataron como lo que era: un profesor, a diferencia de cómo me habían tratado en Argentina.1

 Puerto-Rico

Puerto Rico y los presos políticos más antiguos del continente

En 1917, el 1 de marzo, los Estados Unidos de Norteamérica, necesitados de fuerzas humanas para la guerra mundial, implantaron su nacionalidad a la isla de Puerto Rico, aprovechando las condiciones de pobreza y marginación. Desde entonces Puerto Rico vive una relación de dependencia con respecto a los Estados Unidos.

     Lolita Lebrón protagonizó uno de los más impresionantes e increíbles sucesos en la historia de las protestas políticas. Con la planeación de Oscar Collazo y Griselio Torresola, los independentistas puertorriqueños, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Andrés Figueroa Cordero, liderados por Lolita Lebrón, intentaron asesinar al presidente norteamericano Harry S. Truman.

     Esto sucedió el 1 de noviembre de 1950, en la Casa Blair, cámara de representantes de aquel país. Su objetivo era captar toda la atención internacional posible sobre el conflicto de opresión a Puerto Rico. y avanzar en la liberación de la isla.

        Lolita Lebrón, con su grupo, llegó hasta la galería de visitas de la cámara, desplegó la bandera de su país como proclama de independencia, y al grito de “¡Viva Puerto Rico libre!” abrió fuego con armas automáticas. Dispararon más de 30 veces e hirieron a 5 congresistas norteamericanos. Aún sigue en el escritorio de la cámara un agujero de bala, y puede verse cada que se sesiona ahí. Cuando fueron capturados, Lolita declaró: “¡yo no vine a matar a nadie, vine a morir por Puerto Rico!”.

    Los cuatro protestantes fueron condenados a muerte, pero el presidente Truman rebajó la condena a cadena perpetua y los cuatro presos políticos más antiguos del continente fueron llevados a distintas cárceles federales. Años depsués, bajo una intensa presión internacional, buena parte de ella nacida en nuestra patria mexicana, el presidente Jimmy Carter concedió el indulto a los cuatro, aunque Andrés Figueroa Cordero ya había muerto en una de las prisiones. Así, tras 25 años encerrados, salieron rumbo a Puerto Rico.

       De camino, fueron recibidos en México por el Frente de Trabajadores de la Energía, mineros, electricistas y constructores a nivel federal. Acompañados del dirigente de las minas de Nacozari en Sonora, reivindicaron la lucha independista de Puerto Rico y los movimientos sociales mexicanos, de los que, claramente, fueron un ejemplo a seguir. Además dieron varias conferencias en el país. Incluso, tras la disolución del SME, se pudo comprobar la combatividad de este sector obrero en México.

     Lolita Lebrón siguió luchando hasta su muerte por la liberación de Puerto Rico. Otro acontecimiento interesante en su vida fue la violación de la zona restringida de Vieques, en Puerto Rico, por lo que estuvo presa 60 días. En Vieques, la marina de los Estados Unidos de Norteamérica hacía pruebas militares. En 2001, Lolita traspasó el cerco militar y se detuvo enmedio de la zona de detonaciones; logró detener las pruebas por ese día y generar una presión tan fuerte que ocasionó la entrega de las instalaciones al gobierno puertorriqueño dos años después, en 2003.

     Lolita murió en 2010, y dejó además de su influencia activista, un libro de poesía cósmica absolutamente combativa que puede descargarse en línea.

Chile

Salvador Allende llevaba a cabo un proyecto llamado Unidad Popular, de visión claramente izquierdista, que pugnaba por la socialización de la riqueza en Chile. Raras veces Latinoamérica ha visto un proyecto tan humanista truncarse así de bruscamente.  Y, según los promotores de este golpe de estadio, no fue tan caro: “sólo nos costó 10 millones de dólares”. Augusto Pinochet dirigió un golpe de estado el 11 de septiembre de 1973 y encabezó una dictadura militar hasta 1990, donde se persiguió a los disidentes, de limitó enormemente la libertad de expresión y se endueció el modelo derechista que tiene a los estudiantes chilenos en constante lucha por una educación universitaria gratuita, entre otras necesidades.

    De Chile a nuestro país llegaron músicos, médicos, escritores, intelectuales, políticos, de todo tipo de personas, amparados por instituciones como la UNAM, el Colegio de México, o editoriales como el Fondo de Cultura Económica. Había en México un pacto de no intervención, y un mercado mucho más amplio y posibilidades de seguir la lucha socialista, como el primer caso que quiero mencionar.

Eduardo Ruiz Contardo y el CELA

Eduardo Ruiz Contardo nació en Chile en 1931. Desde joven militó en frentes socialistas y compartió la ideología revolucionaria izquierdista. Después de un viaje a Cuba que lo empaparía del sentimiento latinoamericano, participó en el movimiento cultural de Salvador Allende. Con la llegada de Pinochet al poder, Ruiz Contardo tuvo que exiliarse, primero a Panamá, que era gobernada por Omar Torrijos, otro dictador, y después, a México.

Víctor Flores Olea, fundador de CONACULTA, el gran politólogo mexicano, trajo a Ruiz Contardo. Aquí, al poco tiempo, fue nombrado director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, desde donde dio asilo a muchísimos intelectuales latinoamericanos, como el ensayista ecuatoriano Agustín Cueva Dávila; el sociólogo argentino Sergio Bagú, quien fuera fundador de la Casa Argentina de la Solidaridad en México, centro encargado de denunciar la violación de derechos humanos en las dictaduras, y a su vez encargada de auxiliar a desplazados latinoamericanos; también vino, gracias a Ruiz Contardo, el sociólogo brasileño Theotonio dos Santos, y muchos otros intelectuales que dieron luz al CELA y lo convirtieron en un punto de convivencia y crítica latinoamericana que permitió informar al mundo sobre las circunstancias del continente y dar un paso en la lucha contra la intervención y los intereses imperialistas.

El exilio y el in-xilio

Sobra decir el trauma que causó a los artistas chilenos la irrupción del gobierno de Pinochet. Poetas de todo el orbe se congregaron junto a Pablo Neruda,  máximo estandarte de la poesía chilena en ese tiempo, y quizás aún, y junto a él, criticaron la dictatura y apoyaron a otros artistas.

De esos años son Nicanor Parra, Hernán Lavín Cerda, Gonzalo Rojas, Raúl Zurita. Enormes escritores que vivieron y sobrevivieron a la dictadura. Su máximo antecedente fue el Canto general de Neruda, una visión integradora de América Latina. Actualmente Hernán Lavín Cerda vive en México y es profesor de la UNAM; aquí se dedica a escribir y constantemente critica el gobieron militar de Pinochet y las condiciones económicas actuales.

De Chile también vinieron los hermanos Lafourcade: Enrique, escritor, crítico y periodista, y Gastón, quien asentó raíces más hondas en México. Gastón es uno de los más reconocidos músicos académicos del país. Imparte clases en la UNAM y fundó la Asociación de Organistas y Clavecinistas de Chile. Además es padre de la cantante Natalia Laforucade.

Durante la dictadura chilena surgieron varias revistas de cultura sobre el exilio: Literatura chilena en el exilio (1973-1985), publicada por David Valjalo, que reunía textos chilenos del exilio y del “in-silio”, es decir, los textos escritos por chilenos desde el territorio sometido por la dictadura militar, como los poemas de Zurita; Araucaria (1978-1989), una de las revistas con mayor repercusión, reunía escritores e intelectuales de toda américa latina, su postura fue bien clara: “Araucaria anhela convertirse en una expresión exigente y unificadora de la intelectualidad chilena avanzada que vive dentro y fuera de las fronteras (…). Nuestra es la esperanza. Y la decisión de lucha. Frente al apagón cultural, corresponde encender todas las luces.”2 También surgió la revista Lar, de Omar Lara, importante muestra de poesía chilena en el exilio. Muchas de estas revistas pueden ser consultadas en el sitio www.memoriachilena.cl.

Guatemala

Este país centroamericano ha sufrido una de las historias más trágicas. Los intereses económicos en Guatemala han sido ejercidos de la manera más impune y salvaje posible. En este número de la Migala ya incluí a propósito algo de la poesía de Manuel José Arce. Estamos hablando de generaciones sucesivas que no vieron la llegada de la democracia a su país.

Hay que remontarse muchos años atrás, a inicios del siglo XX. En Guatemala, la United Fruit Company, compañía norteamericana de cultivo de frutas en centroamerica, que actualmente opera en Guatemala, creció y adquirió un inmenso poder económico y político. Manipuló el comercio en el Salvador y Guatemala con un monopolio de las vías de transporte, además, monopolizó la exportación de muchos alimentos durante la presidencia dictatorial de Manuel Estrada Cabrera.

En 1944 un grupo de estudiantes y militares intentó devolver tierras que tenía la United Fruit Company a trabajadores guatemaltecos. Lograron hacerse del poder, pero la compañía frutera, con intervención de la CIA y el programa PBSUCESS, dieron un golpe de estado desde Honduras y derrocaron en 1954 los primeros gobiernos democráticos de Guatemala.

Y su historia siguió entre dictaduras, disoluciones de gobierno, inestabilidad, y explotación, tuvieron al ejercito antirrevolucionario más grande de centroamérica, hasta que la presión internacional centró su atención en este país, y en 1986 llegó el primer gobierno democrático y la primera serie indetenida de presidentes electos que dura hasta la fecha.

La diáspora guatemalteca

Alaíde Foppa
Después de la década de oro de Guatemala en los años 40, y cuando la operación PBSUCESS impone a un gobierno de facto coludido con los norteamericanos, muchos de los artistas que empezaban a crear en Guatemala vinieron a México.

Un caso interesante es el de Alaíde Foppa. Poetisa de Barcelona que adquirió la nacionalidad guatemalteca, se casó con Juan José Arévalo (Expresidente guatemalteco y autor de La fábula de las sardinas y el tiburón, ensayo que describe a detalle la intervención nortemericana en Latinoamérica durante la guerra fría) en los 40 y vino a México, donde influyó determinantemente en el movimiento feminista y en la poesía nacional. Alaíde perdió a dos hijos en los años 70, involucrados en la guerrilla guatemalteca. En los 80 ella viajó a ese país para alcarar esas muertes. Fue secuestrada por la llamada G2, que fuera la rama de inteligencia de la milicia guatemalteca.

Muchos grupos de intelectuales de varios países exigieron al gobierno guatemalteco que se aclarara la situación de Alaíde Foppa, nunca se recibió respuesta ni se atendieron las demandas. Se dijo que sus pertenencias habían aparecido en un cementerio local. El hijo de Alaíde Foppa y Juan José Arévalo, Julio Solórzano Foppa, ha dirigido desde hace 10 años una investigación para aclarar el caso de la muerte de su madre. Julio Solórzano fue asistente de David Álfaro Siqueiros y actualmente es promotor cultural en México.

Otto-Raúl González y Tito Monterroso
Otto-Raúl, Poeta guatemalteco, llegó a México por primera vez en 1944, desempeñó funciones diplomáticas de su país, y tras el golpe de estado de 1954, vivió y escribió en México su vasta obra poética. Él opinaba que:

“la poesía es un arte, no es para solucionar problemas, éstos los solucionan los políticos, los economistas y los especialistas encargados de gobernar un país, pero la poesía en cierta forma orienta y ayuda a estas personas en el poder, señalando los problemas e incluso proponiendo posibles soluciones que puedan ser llevadas o no a la práctica. La poesía tiene un fin, que es el de servir a la humanidad.”

Igual fue el caso de Augusto Monterroso, famoso por su microcuento “El dinosaurio”. Augusto llegó a México e inmediatamente fue recibido por los grandes tótem culturales de aquellos días: Juan Rulfo y Juan José Arreola. Augusto inició su trabajo en el Fondo de Cultura Económica donde se relacionó con Joaquín Díaz Canedo y Alí Chumacero. Del exilio y su vida en México opina:

“No sé si la condición de exiliado le permita a uno dedicarse plenamente a la literatura. Más bien la primera preocupación es la subsistencia. Afortunadamente llegué a México, país donde el exilio no lo es tanto por las condiciones tan parecidas con Guatemala. Los amigos mexicanos lo fueron tanto como los que dejé acá. […] Desde que llegué a México me incorporé a un ambiente cultural muy activo, que era el de la Escuela de Filosofía y Letras en Mascarones. Ahí tuve grandes maestros y amigos, entre ellos, desde luego, Juan Rulfo y Juan José Arreola.”

Y los que faltan…
Toda lista es una enumeración de ausencias. Difícilmente entrarían aquí todas las personas que enriquecieron el panorama cultural mexicano con su llegada desde el Sur del continente. Y es triste pensar que no sólo llegaron artistas, escritores o intelectuales, también gente común y corriente, empresarios, médicos, científicos fueron desplazados por la operación cóndor. Aquí expongo sin mayor jerarquía que la del azar algunos referentes comunes que conocemos en la cultura mexicana.

Quiero enfatizar que fue por una política mexicana de no intervención en conflictos extranjeros y por la riqueza de editoriales e instituciones, que México fue un punto de llegada óptimo para que estas personas hicieran su vida, y con ella, la vida cultural del país.

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