La esencia del porno, de origen contestatario, adverso a la moral cristiana y proclive a conminar el placer, el deseo y el conocimiento, se ha envilecido con videos y fotos que reducen su existencia a un acto superficial. Ese buen porno, el rebelde, el que nos ponía las gónadas en la cara, se ha poblado, como una ciudad y su cultura, de miles y miles de videos que igual a tiendas de comida chatarra, ofrecen nulo valor nutricional, ontológico, erótico, a cambio de un elevado precio y el riesgo de destruir todo cuanto lo circunda, y a quienes se obsesionan con él.
A ese otro porno, lo llamaré “porno occidental”, pues es en Los Ángeles donde se produce más de 90% de este porno (1) (en Valle de San Pornando, Silicone Valley, o Porn Valley), y sus motivaciones son plenamente capitalistas. Pero su capacidad económica y mediática lo ha llevado, como esporas de Monsanto, a brotar en otros países.
Ante la horda de casas productoras de porno occidental, Erika Lust (Estocolmo, 1977) se ofrece como el iris que deja entrar un haz de esperanza sobre los cuerpos y las emociones depreciadas. Ella misma dirige, escribe y produce cine porno, películas y cortos. Fundó Lust Films en 2005; desde esa trinchera ha promovido la realización de un porno mucho más rico que el occidental.
Lust: Un porno erótico
La vida cotidiana es un sistema cerrado; pero el erotismo es una de sus salidas. Si el porno es absorbido por el sistema, deja de ser una posibilidad para trascenderlo, y nuestros pobres adolescentes se encontrarán ante los 10 millones de filmes que tiene Xvideos, y quién lo diría, sentirán tedio. Mismo tedio que dará la vida siempre que nos mantengamos en el sistema cerrado.
Ahí donde inicia el umbral del sistema, sucede la magia. Pero no se puede imitar lo inesperado, ni se puede engañar la inteligencia; por eso el porno occidental está condenado, porque no es erótico. ¿Qué ante este panorama? Las alternativas del porno amateur y el porno como el de Lust, oxigenan el ecosistema del porno.
Heredero inmediato del cine y literatura eróticos, el trabajo de Erika Lust se opone al porno de las partes siendo estimuladas hasta el orgasmo (donde solo aparecen desnudos, cogen y terminan); o al de las historias abyectas, ese porno que cumple las fantasías del occidental retrógrada, el porno que, aunque cagado, bien producido, con estrellas de cuerpos irreales, sigue perpetuando ideas clasistas, racistas, y al final, idiotas.
A cambio, Erika Lust plantea situaciones eróticas, campos de cultivo donde el erotismo puede suceder. Ha producido y filmado decenas de películas y cortos y obtenido varios premios por ello. Entre los más destacados y que pueden servir como buena introducción, por diversa, a su trabajo, está su serie XConfessions, que recopila fantasías eróticas y las realiza en filmes. De a 10 cortos por entrega, con directores, guionistas y actores invitados.
El porno de Lust se distingue de otros, como el arte se separa de la de la técnica, porque selecciona: se ve momentos en que el deseo se marca en la piel de los actores, como en Momentum (Michelle Flynn, 2015, y siguientes) al pasar las manos sobre los cuerpos blanquísimos bajo el sol. En sus filmes, es común que cuando los actores terminan de articular sus diálogos en inglés y empiezan a follar, se hablen en español, porque en realidad está sucediendo algo.
Pueden seguir este enlace y suscribirse para ver un film gratis de XConfessions, si no quieren buscarlos en Torrents o ese tipo de ilegalidades.
‘Momentum’ vol1 Official Trailer from Michelle Flynn on Vimeo.
Feminismo: Un porno plural
El cine de Erika Lust tiene, dentro de sus premisas, una muy simple: pretende integrar la perspectiva de la mujer en los filmes. Al final no es una imposición que se hace la productora, sino una descripción de su forma de trabajo. El porno gana, con lo que ganamos todos: involucra una redacción de los guiones o selección de las tomas mucho más completa que el porno hecho con base en “el hombre promedio va a flipar con eso”.
De cada 100 usuarios registrados en Pornhub y Redtube, 24 son mujeres. Y esto va más allá de un asunto de mercado; en este mundo hay dos tipos de gente: la que ve porno, y los mentirosos; el porno no es solo un asunto de hombres. Entonces, que la pluralidad sea su signo.
¿Y qué cambia si me la jalo con un porno u otro?: Un porno crítico
Sólo por sí, el porno de Erika Lust ha ya iniciado una revolución en la industria del porno y eso tendrá daños colaterales, pero acaso hay al menos dos factores a considerar para abrirle nuestros corazones.
Uno: La industria del porno occidental imita los modelos de posicionamiento y cuidado profesional que los grandes medios de televisión. Si termina de masturbarse y ve sangre en sus manos, es la de los actores caídos por un sistema de consumo voraz.
Dos: Lo que consume, le nutre. Una visión más rica del erotismo no sólo da mejores ideas para la hora de la verdad, sino que cambia la disposición y empatía respecto al propio erotismo y el ajeno. Esto trasciende el hecho de que el porno occidental sea una fábrica de violadores de sirvientas latinas (motivo trillado del porno). El porno como el de Erika Lust permea valores humanos permanentes: vida, belleza, verdad; valores que han evitado más de una guerra.
Dios castigó a Onán, el personaje bíblico, porque desperdiciaba su semen al practicar el coito interrumpido con su mujer Tamar. Asimismo, yo más laxo que Jehová, los conmino a que, si han de buscar el placer erótico sin fines reproductivos, no desperdicien su inteligencia.
- Altman, Dennis (2010), Global Sex, University of Chicago Press.