Si se sabe que fácilmente puede conseguirse drogas en la UNAM. ¿por qué hasta ahora se levanta un rector la sotana y muestra la herida con pus y gusanos? Fue Enrique Graue, por voluntad propia a causa de la balacera del viernes 23 de febrero de este 2018:

"Además de entenderlo, sugiero tomar conciencia de que, precisamente, de la venta de carrujos de la “inofensiva” mariguana o de gramos de drogas mucho más letales, se financian las ejecuciones, los descabezamientos, los descuartizamientos y desapariciones de decenas de miles de personas … "

Enrique Graue en la Gaceta UNAM: http://www.gaceta.unam.mx/20180226/wp-content/uploads/2018/02/260218.pdf

¿Todos estamos conformes con que se venda un poquito? ¿Nadie quiere tener problemas con esos buenos muchachos que andan por ahí armados? ¿Si no hubiera, dónde compro? ¿No vayan a hablar mal de mí, a meterle mano a mi autonomía? ¿Y a mí qué me importa?

Ya hasta el Malo Galindo se deslindó

Esas preguntas forman como eslabones una misma cadena y al final son las causas del mismo proceso; asimismo, las siglas de la Universidad Autónoma de México significan a cada uno de los alumnos, maestros, administrativos, estunams, publicaciones, árboles, conciertos y ardillas que andan por ahí. Y las que no, y todo lo de este país.

Pues bien, la UNAM (y México en consecuencia) aún no tienen participación mayoritaria de Carlos Slim o Grupo Alsea; sí, aún son un bien común. Quisiera que atentos a esto depusieramos las armas y los porros o la coca o toda la droga que venden, porque ya se pregunta airado Carlos Marín en su columna de Milenio , "¿quién va a ser el guapo" que impida la entrada a los narcomenudistas? Carlos Marín se imagina a su guapo chambelán como un elemento de la policía, armado, uniformado y en agradable transgresión a la autonomía universitaria. ¡Menos mal que no tiene una App para pedir grupos de choque!

Qué abyecto es el sistema, que se infiltra este problema justo donde queda uno de los últimos refugios del pensamiento libre, del desarrollo intelectual y crítico. Y el problema quizás se intensifique porque los sistemas nunca tienen la culpa, son cosas etéreas que los homínidos retardados aplican mal. ¿A quién se le ocurrió dejar el cuchillo de dos filos en la caja de juguetes?

Finalmente, ahí se escribió, brillante y mayúsculas, el inicio del camino; se señaló el problema, no fácil, de seguir siendo una Universidad autónoma en medio de un Estado que no lo es tanto.