Muchos espacios de la cultura de la ciudad de México no serían, no podrían haber sido iguales, sin la influencia de H. Pascal. Es uno de los fundadores del cyberpunk y el neogótico mexicano, protagonista de la literatura fantástica y erótica de finales del siglo XX. Organizó el primer concierto del movimiento oscuro en el zócalo capitalino; ha peleado incesantemente contra la burocracia cultural del DF para que en cada TNT y Mole, por ejemplo, haya un espacio para la música y la literatura, y en cada feria del libro (Internacional del Zócalo, la extinta de Reforma, y las que fueren), suceda lo mismo.
Atípico completamente, su obra literaria va del encabronamiento social a lo más poético de erotismo, siempre divertido, interesante, profundo y diferente. Además es el editor líder de Goliardos, que desde hace ¿14?, ¿15? años ha abierto espacios editoriales para jóvenes creadores, alumnos suyos, entre los que podemos contarnos.
Les traemos una brevísima muestra de sus poemas, publicados en 2009 por primera vez, y seleccionados por el mismo Pascal. A fuego.
Suave no eres patria mía
sino dura como la suerte humana
exigente como la fe bendita…
Rafael Pérez González
Cómo decir de nuevo
Con tanto hijo de puta que anda suelto,
con uniformes falsos o con los verdaderos,
salidos de las urnas o las cloacas,
y que has parido tan mal,
¿cómo decir de nuevo “suave patria”?
Hay que saber distinguir entre la violencia del opreso
y la resistencia de los oprimidos
Paul Gooddman
Asimetrías
La guerra es el noser del humano,
dices…
¿Y la guerra asimétrica?, pregunto.
No hay nada como las asimetrías
para poner en evidencia
la deshumanidad del opresor,
me respondes.
Fatiga de materiales
Viajar es una cosa muy distinta a lo que habíamos esperado.
El edén que se suvierte por rasguños del narco,
mapas de sangre sobre los encalados.
Sólo es posible ahuyentar el olor a explosivo,
y a atroces degollinas,
ocultando el camino que andamos
dentro de la pequeña cápsula en un cuarto de hotel.
Y después de la lluvia:
el caluroso amor,
los planes de las nubes y la defensa del cielo.
Y más tarde un balde de agua fría,
la crisis detrás de las ventanas.
–Dios es tan corto de la mano izquierda.
–Y tan poco diestro con la diestra.
–Como un robot inverosímil
cuyas piezas padecen
dulcemente
fatiga de materiales…