(El paréntesis de El Santo Nerd) 

Al grano: hay un tema que es mi principal objeto (obsesión) de análisis, y es la incongruencia; esa alimaña ponzoñosa que todos traemos colgada de la cabeza (algunos más, algunos menos, pero al final todos la tienen), y es que mi estimado lector de código binario, ¿sobre qué está construida la sociedad humana (contemporánea), sino en la hipocresía y la incongruencia?
Hay dos cartones en particular donde abordo la incongruencia, el primero, quizá lo conocerá (quizás hasta se indignó) es el de los activistas contemporáneos, este susodicho cartón provocó una ola de comentarios iracundos (casi a la par de las carcajadas), que me inspiraron para escribir esto. En realidad me sorprendió su viralidad, pero lo más impactante fue mirar comentarios de quienes (al sentirse aludidos) se molestaron por le hecho de poner en evidencia (sí, señor, de forma exagerada, porque es humor, no un estudio antropológico), que ser activista está de moda.
Ud ya sabe, mi querido asiduo al protocolo TCP/IP, que las redes han permitido que cualquiera pueda expresar su opinión (he aquí que usted está leyendo a alguien que ni siquiera sabe cómo es su rostro), y a la par de que han permitido esto, también han inaugurado el activismo digital (evolución del activismo de sofá), que se fundamenta principalmente en la no acción (no en todos los casos, digamos un 90%), en la superficialidad de las cosas y sobre todo, en parecer cool a los ojos de los demás, mientrascomparte una foto de: “Peña Nieto es un pendejo”, “no a las corridas de toros”, “abajo el sistema capitalista” y demás lugares comunes de los que podemos quejarnos desde la comodidad de nuestro smartphone.

Figura 2.1. El cartón viral y polémico

La incongruencia impera en sus ejemplos más básicos, como en el atacar un sistema del cual somos los principales promotores. Así es, amiguito, asiduo lector de Times New Roman, sus posts en contra del sistema capitalista, los envía desde un dispositivo móvil de un sistema capitalista, que tiene servidores almacenados sobre discos duros capitalistas, de empresas capitalistas, que tienen directores capitalistas, que como todo buen capitalista está concentrado en la generación de ganancia a toda costa para beneficiar a un grupo de capitalistas que invirtieron capital en empresas de desarrollo capitalista, en otras palabras: actualmente, cuando se queja del capitalismo, le da dinero al capitalismo.
La incongruencia no se detiene ahí, el segundo cartón que quiero citar, es el de “anatomía del defensor de lo animales”. Creo que nunca me habían caído tantas mentadas de madre (supongo que a mi señora madre le han de haber ardido los oídos un rato). El cartón era una crítica sutil a quienes defienden animales bonitos, pero que se comen a los feítos, sólo era un chiste sobre aquellos que creen en los derechos de los animales, pero sólo de los Firulais, Solovinos, Pupys, Pelusas y Bishas del mundo. El cartón terminó volviéndose una discusión (horriblemente idiota) entre veganos y carnívoros, jamás se profundizó sobre la incongruencia de la que nadie , entiéndalo, nadie escapa.

Figura 2.2. El otro cartón polémico malentendido

En un día de su vida usted puede encontrar más de cinco ejemplos de incongruencia (haga el reto), desde los que planean cambiar al mundo tomando café en Starbucks, los que creen que las redes son el quinto poder y a su vez son el principal target de la publicidad consumista, los defensores de los derechos humanos que visten de Nike, Levi´s, Adidas y un montón de marcas bien “humanas”, los que compran marihuana a su narcomenudista predilecto, pero se manifiestan en contra de los muertos por el narco, los que van a cargar crédito a su celular al Oxxo para desde ahí planear la revolución, los que compran en Walmart la pintura y las cartulinas con las que después se manifestarán en contra de Walmart y muchísimos ejemplos más que después usted verá en otro cartón.
Nadie escapa, no, señor, nadie escapa de la incongruencia (me incluyo), y creo que la solución no está en volverse un cínico, o en declararse un ermitaño o un nihilista pasivo, sino en quitarse esos baños de pureza, ese manto con el que se cubren algunos, aquellos que en lugar de hacer alguna acción por principios y valores, lo hacen para parecer interesantes, para ser vistos como “vanguardistas defensores sociales”, y se puedan ir a coger con otras “vanguardistas luchadoras sociales que visten explotación”. Seguiremos siendo incongruentes siempre, no hay forma de dejar de serlo, no mientras estemos inmersos en este sistema económico-social (que por cierto no va a cambiar en un buen rato), así que lo que tal vez nos resta, es dejar de posar, para ganar reconocimiento, es enarbolar acciones que tienen un impacto inmediato en la vida de quienes nos rodean, aceptar que a veces ser un luchador social implica ser un incongruente de lo peor (si no me cree pregúntele a AMLO y los tenis de niño pobre que le compró a su vástago), el punto no está en hacerlo o no hacerlo, sino en el fin que usted persigue con ello, y si está claro en que es lo correcto, aceptar que es y siempre será un incongruente, ya que para que usted esté aquí, leyendo esto, han habido millones de muertos por guerras que dieron tecnología, millones de animales sacrificados para que sus antepasados sobrevivieran, millones de casos de explotación para que usted esté sin hambre, vestido y sano, en otras palabras, utilizando una metáfora de don Chucho: el que esté libre de pecado que arroje el primer comentario tweet o post en Facebook…