por
Eden S. Riojas


Usualmente pensamos que los límites de la opinión pública están en las personas con las que convivimos, o en el contenido que los algoritmos de nuestras redes sociales nos muestran; sin embargo, tenemos que admitir que estamos en una burbuja, lo cual está bien usualmente, hasta que nos invitan a un bar y nos encontramos con personas muy distintas a las que frecuentamos, o cuando a la comida familiar llega el tío que usa camisa de cuadritos azules y chaleco Scappino como uniforme. Actualmente hay quien va a aprovechar la reciente muerte de Luis Echeverría para hablar de lo bonito que era México en ese tiempo.


Luis Echeverría, La Pestilencia Astada, El Rey de la Mentira, duró cien años porque hasta la muerte le daba asco tocarlo. Echeverría fue presidente de México de 1970 a 1976. Murió en calidad de imputado por el delito de genocidio, fue responsable de la Matanza de Tlatelolco en 1968, de “El Halconazo” en 1971, y de la Guerra Sucia durante la cual hubo secuestros, bombazos y asaltos bancarios, un periodo durante el que muchas personas fueron privadas de su libertad, violadas, torturadas, desaparecidas, asesinadas, y/o ejecutadas en su cama de hospital.


Un defensor de “la buena conciencia” va a hablar de cosas que no le afectaron directamente, porque se enfoca en sus privilegios, aunque ni siquiera sean buenos privilegios. Es posible que tu tío use un argumento facho: “¿Por qué vivir en el pasado?”, “si les pasó algo es porque andaban haciendo cosas indebidas”, o “no los agarraron rezando”. Y sus favoritos, “En ese tiempo me compré mi primer auto con mi sueldo de pasante”, “mi mamá nos mantenía con su salario de secretaria”, “había paz”, y “nadie se metía con las familias bien”. Entonces nos dan ganas de decir: “No digas pendejadas”, y quedamos como los intolerantes.

Tampoco podemos dejar que la mentira continúe, porque sus argumentos son superficiales. Lo raro es que ese país blanco y negro sonorizado con un música de cilindrero del que tu tío habla, fue posible porque Echeverría, como buen priista, tomó acciones políticas propias de un gobiernos de izquierda, en su sexenio se formó el INFONAVIT, la CINETECA, el CONACyT, los CCHs, e incluso se recibió a refugiados políticos de la dictadura Chilena. Se implementaron grandes obras, y reformas. José Agustín menciona en Tragicomedia Mexicana II que Echeverría era el presidente que no meaba, porque trabajaba jornadas larguísimas. Pero todo eso era superficial, respondía a una megalomanía intensa, una de a deveras. Echeverría se propuso para Secretario General de la ONU, pero peor aún, su actitud de superhombre lo llevó a hacerse de enemigos, elevar la deuda del país a un nivel inmanejable, coartar la libertad de expresión, hasta que al final de su sexenio todo se derrumbó.

Si te encuentras en una conversación así, lo primero es no ponerse emocional. No es nuestro problema que la gente sea tonta, que le falte información o que quiera sentirse especial porque “se atreve” a pensar diferente, y al contrario, responder con una grosería, o demostrar frustración, sólo les va a dar argumentos.


En este tipo de conversaciones la mayoría quiere ganar usando hechos que no son relevantes para una discusión. Echeverría trabajaba mucho, era atlético, tenía una gran capacidad intelectual, amaba a México. ¿Eso qué? ¿Cómo lo haría eso un buen presidente? ¿Por qué a pesar de su “inteligencia” recurrió a la represión violenta de estudiantes? La represión en contra de sus críticos más bien muestra que tenía inseguridades profundas ¿No? Por eso es que tenemos que ser muy específicos con lo que decimos, y pedirle al otro que igual de puntual en sus argumentos: En 1970 el peso estaba casi a la par del dólar ¿Y en 1976? Se vivía bien en ese tiempo ¿Siempre? ¿Cuál fue la deuda acumulada del país durante el sexenio? ¿Qué opinaba el sector financiero de la economía nacional? ¿No fue ese periodo en el que se imprimía mucho dinero?

Hay que conocer los argumentos de forma específica: había paz social, podías salir a la calle sin miedo ¿No había guerrillas? ¿No fue el barbárico manejo de la guerra sucia lo que desembocó en una ruptura entre empresarios y el poder del gobierno? ¿Por qué el ITESM tiene tantos espacios dedicados a Garza Sada?


Y finalmente, si ya te cansaste, usa su postura en contra de ellos, por ejemplo: “A mí me gusta la idea de vivir en un país que haga un esfuerzo por la educación, la ciencia, y los derechos laborales, pero no me gusta la idea de un presidente megalómano que tiene como enemigos a los empresarios, que manda a matar gente de las formas más aberrantes, y que sus actos políticos son tan superficiales que al final de su sexenio sumió a México en el periodo más duro del que la sociedad tiene memoria ¿O cómo se la pasaron con López Portillo?

También podemos decir: Estaría de acuerdo con que había paz, porque la ciudad era más pequeña y la sociedad era diferente, ¿pero no fue en ese momento en el que se abandonó al campo mexicano, lo cual nos llevaría a las condiciones en las que se formaron grupos criminales dedicados al trasiego como una alternativa para salir de la miseria?

No olviden poner cara de: “Sólo lo puse sobre la mesa, y ya no estés con tus cosas, mejor hablemos de Belinda”.