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Raúl Zurita es el heredero chileno de los titanes araucanos, los tres apóstoles de la poesía chilena: Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y Nicanor Parra. ¿Qué se puede hacer a la sombra de estos cuatro enormes poetas? Pues los glaciares del País de hielo de Raúl Zurita. Publicado en la Migala 7 con portada de Dhear e ilustraciones del ilustrador anónimo más rápido de México, acá les traemos los textos enteros que nos envió Zurita, además de unas fotografías de sus performances de intervención geográfica poética.
EL PAÍS DE HIELO
El desamor congeló entonces el Pacífico
uno frente al otro sus paredones eran
dos enloquecidos témpanos estrechándose
Se congeló entonces la inmensidad del océano se abrió
de un tajo el abismo de las escarchadas aguas y el país
que fue nuestro se dibujó como una lejana línea de hielo
azulosa bordeando los glaciales murallones del Pacífico
Del amor helado se escarcharon entonces las aguas
y era el Pacífico glaciándose
Como si el aliento de todos los hombres se hubiera
escarchado en sus bocas y esos infinitos alientos
congelados fueran el mar
Cuando el congelado cielo mostró las costas de un
país de hielo y sobre ella nuestras caras pasadas de
nieve inmóviles con los ojos fijos aún mirando
las antiguas olas
Todavía mirando el antiguo amanecer cuando el mar que
fue nuestro mostró las escarchadas rompientes y luego
la larga playa de un país congelado bajo los hielos Fue
el poco amor fue el aliento de sus bocas helándolo todo
parecían aún gritar nuestras bocas desdentadas caídas
como viejas carcasas de barcos hundidas en los témpanos
EL PAÍS DE HIELO III
Acuérdate entonces del morado del
amanecer de las luces del puerto
parpadeando en la costra
congelada del Pacífico del molo
enterrado bajo los glaciares
Las caras así inmóviles bajo los
hielos hombres mujeres niños
tirados al destripadero sólo porque
estaban a la mano
Nada hubo ni nada hay para ellos
Es sencillo:
yacen allí únicamente recuérdalo
Miles de témpanos flotaban recortándose sobre la noche
como repentinos recuerdos fulgurantes iluminando la
playa muerta
Iluminando los inmensos estadios vacíos los galpones
los helados campamentos cuando nos vimos morir y el
golpe del frío nos dejó pegados al borroso horizonte
Mostrando las congeladas barracas las rotas graderías
las jaulas transparentándose bajo la escarchada costa
chilena Lloramos Matamos Morimos y eran los
grandes hielos que avanzaban borrándolo todo hasta
que sólo quedasen los últimos glaciares el último
océano el último témpano cercando la asesinada playa
EL PAÍS DE HIELO IV
Carnes congeladas colgando en los
frigoríficos hombres torsos
caras muecas…
Colgadas de los ganchos igual que
animales antes de ser despostados;
las vetas blancas de la grasa como
nubes contra el rojo de la carne
el cuello trunco los muñones de
las patas las formas casi humanas
de las reses
Y al final el Infierno: bodegas de
barcos tiradas sobre los témpanos
Tiradas en el hielo igual que destripadas panzas las
carcasas de los buques cargueros Lebu y del Maipo se
iban borrando bajo la helada
Allí donde los glaciares se abren y es como un cuchillo
la noche hundiendo su filo entre los témpanos aguzada
dura partiendo la congeladas olas
Recortando los desmantelados cargueros las reventadas
bodegas las jaulas de hombres del Maipo y del Lebu
despanzurradas sobre los glaciares Cuando se escarchó
la noche y los solidificados murallones del Pacífico se
estrecharon allí donde es una nevada el mar y otro mar
asesinado nos mira infinito congelado cubriéndonos
EL PAÍS DE HIELO V
Recuerda entonces la bodega del
carguero y el pedazo de cielo que
dejaba ver la cuadrada escotilla
abierta en el techo
Recuerda el color del amanecer
del mediodía de la roja tarde
recortado en esa escotilla
Y recuerda el viento polar de la
muerte y sus témpanos helando
la bodega
Nada sólo la silueta de un barco
en el cubo de hielo de la noche
Fantasmales sepultadas en el gigantesco cubo de hielo
de la noche todavía se alcanzaban a ver las cumbres
chilenas
Como pañuelos detenidos en el instante de la despedida
y era como un soplo el viento polar de la muerte que
congeló a la noche
Que congeló el cielo y bajo el cielo las cumbres y detrás
de las cumbres el mar y luego el muelle de un puerto
las inmóviles grúas el laberinto de los molos y al final
fulminante inmensa la oscura silueta de un carguero
ocupando el lugar de la noche de la noche fatal de Chile
escarchada cubriendo la membrana azul de las montañas
EL PAÍS DE HIELO VI
Y los témpanos cruzaban el cielo
como arrugados paños para abajo
blancos rindiéndose ante la noche
Como si el sueño o los gélidos vientos o su propia locura
los hubiera subido incontables témpanos surcaban el
cielo chileno igual que cordilleras dadas vuelta con las
cimas para abajo fosforesciendo en la congelada noche
Y era como un mar congelado la noche bajo los
témpanos
Y los témpanos flotando sobre la noche parecían
estrangulados paños parecían estranguladas
banderas blancas rindiéndose
Cuando la blancura de los glaciares se tendió
como una bandera blanca y demasiado rotos
demasiado vencidos demasiado quebrados
lloramos rindiéndonos ante la congelada noche
Ante los hielos muertos ante los invertidos témpanos
que tapan por completo el cielo igual que arrugadas
montañas para abajo destellando en la noche Allá
donde todo se hiela y son las banderas blancas de un
Dios que se rinde esas cordilleras quebradas esas
partidas cumbres esos inmensos glaciares rompiéndose
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[custom_author=DavidEnriquez]